miércoles, octubre 01, 2008

Tiempo de besos

Llego tarde. Vos estas parada, esperándome, vestida de facultad, vestida como siempre. Mientras mis pasos apurados me llevan hasta donde estas vos, te voy observando, narrando detalles que veo. Intento encontrar todo lo que cambiaste en el último tiempo. En todos esos largos días que yo no te he visto; las horas pasan lentas sin sentir tu peso en mi alma. Pero no puedo encontrar nada que me diga que el tiempo pasó, como de hecho ha pasado. Te veo, mientras me voy acercando a vos, noto que yo ya no encuentro diferencias. Solamente una cicatriz detrás de tus ojos, en tu alma (fotos del aura) que denota el dolor que nos tenemos. Tu mirada me encuentra, detrás de los anteojos, estas viéndome. Reviéndome.

Mis pasos cada vez son más apurados. Me acerco al elixir que se me niega desde hace muchos días, tal vez un mes, tal vez más de un mes. Puedo esperar un mes más, pero tenía ganas irrefrenables de verte. Mortales ganas que caminan desde lo más recóndito del alma y que van ganando la batalla contra la razón o el desgano, contra los rechazos o las dudas. Te encuentro, parada en el centro mismo del mundo, de mi mundo. Te veo, pequeña entre la gente, sabiendo que el vacío que dejaste cuando te fuiste fue demasiado grande para que cualquier persona enorme ocupe ese lugar. Te veo, hermosa como yo solamente te veo. Te veo, como solo yo te puedo ver. Nadie puede verte como te veo yo, aunque yo no puedo verte como te ven las demás personas. Nunca, y no reniego de eso. Elegí eso al instante de verte, te elegí como amor y te renegué como amiga. Una de mis grandes apuestas, la vida con vos sin ser vos o la vida jugando a tal vez perderte.

A centímetros, paró de golpe. Te miro de cerca, tu mirada de cera. Ninguno de los dos dice nada, y la gente se agolpa al mundo alrededor de nosotros. A nadie le importamos y a nadie le importa más lo que pasa entre nosotros que a nosotros mismos. Viéndote, me doy cuenta que lo que nos pasa a nos, solo nos interesa a vos y a mí. Nadie más tiene que ver en este cuento que escribimos juntos, a cuatro manos; a veces por caminos separados. Porque nadie más entiende lo que nos pasa a nosotros, me doy cuenta de tanto que es tan poco al verte. Pienso en el mundo mientras te veo, porque el mundo sos vos.

Me decís “hola” y yo no contesto. No lloro, no quiero, puedo pero no quiero. Mi mano derecha se acerca a tu cachete. Ese hermoso cachete inflado que le pone la vida a tu cara, mi mano derecha con su palma ahuecada, se acerca y se apoya allí. Se queda quieta, mientras mis dedos juegan con tu piel, acariciándola despacio. Tranquilamente lo hago, sabiendo que tengo tiempo para eso, pero no tengo todo el tiempo del mundo para todo lo que quiero. Mi mano izquierda, metódicamente, lentamente, se acerca al otro lado. Esa mano, casi sola y solitariamente, recorre el camino hasta tu cabeza y despeja los mechones de pelos largos y castaños de tu cara, esos pelos que tapaban tu ojo detrás del los anteojos rectangulares que te hacen tan adorable. Lentamente, con movimiento constante, pone esos mechones de pelo detrás de tu oreja y la mano se queda allí, acariciando tu cabeza mientras los dedos se enredan de tus pelos y juegan a perderse en ese lugar.

Mi mirada está puesta en tus ojos, en tu boca, en tus labios húmedos. Mi mirada está puesta a verte, a recordarte, a dibujar mentalmente ese momento, a tener este impulso para siempre en mi memoria. Dibujo tu recuerdo, hago trazos finos de tu cara en los papeles de mis recuerdos. Juego con la vara del recordar para tenerte así, como quiero verte siempre. Te veo desde arriba, tu cara está mirándome, desacostumbrada a nuestras alturas asimétricas.

Mis manos siguen el juego mientras mi ser dubitativo está pugnando entre besarte o abrazarte sin posar mis labios sobre tus labios. Mientras tanto mi cara se acerca al techo de tu ser, te respiro a largas inspiraciones tratando de captar tu olor, tu esencia; recordando todo lo que nunca he olvidado pero el recuerdo ha tergiversado entre ficciones y relatos de la realidad o de pasados que no concuerdan con lo que sos, con lo que éramos.

Escucho (escuchó, me pienso en tercera persona para vernos desde afuera) en mi mente todas las canciones que son tu ser. Intento escuchar el ronroneo constante de tu ser, intento escuchar eso que no te lleva a ninguna parte. Me doy cuenta que por primera vez eso te respira cerca, pero no quiere recordarte más; si no que quiere vivirte. Que yo quiero vivirte en esta vida y no recordarte por siempre.

Mis manos, que siguen jugando en tu cabeza están nerviosas. Mi mente, tiene miedo de besarte, tengo miedo de no saber si me responderás el beso. Te veo negándote, pero también te veo aceptando mis caricias. Mirándote, amándote, sinónimos de un amor que no muere porque no puede hacerlo. Nunca te voy a dejar de querer...

Te acerco a mi cuerpo, mientras bajo mis manos a tu cintura. Hago que apoyes tu cabeza en mi pecho, y yo apoyo mi pera en tu cabeza. Mis ojos están cerrados y los tuyos solo ven mi pulóver gris, si es que están abiertos. Yo estoy abierto a vos, de par en impar. Te intento decir algo, pero las palabras sobran en ciertos momentos. No tenemos que hablar este idioma castellano con el que jugamos tanto tiempo a aprender. Hablamos el idioma de las caricias, las esencias, los olores, las palmas y los recuerdos.

Vos, con algo de fuerza interna, salís de donde yo te había escondido. Salís a verme. Solamente a verme a mí, me miras a los ojos. Mis manos calientes están de nuevo en tus cachetes, acunando tu cara que me mira, con una mirada entre triste y esperanzadora. Estás intentando decidir entre esos distintos estadios y momentos con respecto a los nuestro. Tus ojos observan las heridas en mi cara, sintiendo las heridas de mi alma (Fotos del aura); te sentís culpable. Las culpas se lavan(rán) en el beso que yo no me anime a darte, pero que vos sí. Te acercas, te pones en punta de pies, mis manos juegan con tus pelos, y recorren tus cachetes y tu cara.

Tus labios vienen a mi ser. Yo no me niego y bajo mi cuerpo para acercarme. Lentamente, tus labios se posan en los míos y nos besamos. Todos los besos, mil besos, millones de besos se conjugan como verbos en todos los tiempos, en un tiempo infinito que se transforma el segundo en que tus labios se posan en los míos. El beso es tierno, es pasión. El beso es todos los besos pasados, el beso será todos los besos futuros. Pero el beso es ese momento en que mis manos pasaron a sostenerte la cabeza con mis manos, cubriéndote de las miradas ajenas, para que veas solo a los ojos que te aman. Para que veas solo los ojos que quieren cubrirte de miradas sucias y amadas. Miradas que te desnudan hasta el alma y miradas que te sostienen cuando estas mal.

El beso dura poco. Es un beso de (Re)conocimiento. Es el primer beso de los besos por venir, será el primer beso de una cadena que no terminará hasta el beso del altar, donde se festeje nuestro amor. Ese último beso, será el primer beso de los besos

Pero eso es futuro. El porvenir que está por venir puede no venir nunca. Sopeso el momento en que te beso. Este ahora que es eterno y que vivirá en mi mente como el beso.

Y te diré cuando nuestros labios se separen: “Te extrañé tanto y te quiero tanto, mi calambur...

10 comentarios:

maga dijo...

Saturno llamando a Jupiter!. Te saludo y tambien a tu combinacion de letras. Un beso.

Lucîa.Y.A.C. dijo...

hermoso..y oscuro..y mas hermoso, quede con ganas de ponerme a leer algo como Cortazar y simular que estoy trabajando.
besos

Sabrina Konz dijo...

"una cicatriz detrás de tus ojos"
...
"el dolor que nos tenemos"
Qué fuerte ese encuentro, lo sentí hasta en las venas.
Y qué lindos tus juegos de palabras.

Anónimo dijo...

cuanto pasa en tan poco tiempo...tantas tantas cosas...
ahora creo q ya entiendo de que va esto de "tus personajes"

Ojala puediera protegerte un poc, pero de estas cosas no te salva nadie...

un abrazo
y gracias por pedirme esto q por ahi vos llamas favor...

Anónimo dijo...

Si es solo ficcion es bello porque te pone ahi en la escenas...y es una escenas que no dura mucho...de hecho creo q es solo una escenas con dos o tres cambios de planos y no mas y sin embargo es detallista fugaz apasionado

pero dejame decirte q tiene mucho de realismo

Anónimo dijo...

me molesta tu gracias.

lo que tenga q pASAR pasará

Anónimo dijo...

Sin exagerar, uno de los textos más lindos que has escrito en toda tu vida.
Debo seguir estudiando, pero te lo quería decir.
No sé si hago bien diciendolo. Creo que no debería hacer eco de tus búsquedas.
Pero necesitaba que lo supieras.
¿Por qué? Eso es lo que aún debo explicarme.
Aún.

Ayelen dijo...

“Te extrañé tanto y te quiero tanto, mi calambur...”
Esta frase me ganó! Calambur. Genial.
Saludos!

g. dijo...

Tiene un calambur realmente importante, este y el otro.

Y creo que hay varios por ahí.

eMiLiA dijo...

Acá de nuevo...

primero lo primero. Gracias por tus palabras en mi blog.
Me gusta saberme leída y que en cierta manera (de mínima manera) puedo llegar más allá de mi monitor.

Creo que es más bien irónico (aunque la ironía, de saborearse, sería agridulce) porque hay un intento de glorificar algo que es más bien patético (la recurrencia en la nada, el sostenimiento de la fantasmagoría), pero bueno. Tiendo a ese tipo de historias.

Gracias también por lo de la foto. Has acertado, es una metáfora de resucitar a través de la música (lo hago a diario)

Y por último, no por eso menos importante; me gustó el texto.
Mucho.
Hay un manejo del tiempo interesante al caer en la descripción minuciosa. Muy bueno.

Ahora si, me retiro.

Creo que firmo taan largo como vos.

Saludos!

P.S: Olvidaba algo... la frase final. "...mi calambur" Uff..