jueves, mayo 03, 2007

Arturo Umberto Illia

Palabras Preliminares:
Siempre tuve la intención de escribir un cuento sobre el derrocamiento de Illia; quizá algún día lo haga, es una de mis grandes ambiciones. Los cuentos que me contaba mi abuelo sobre la honestidad y la decencia de este personaje duran hasta el día de hoy, en que ninguno de los dos esta.
Pero creo que un cuento en este momento no tendría tanta fuerza como poner la conversación que tuvo en su momento con los militares que fueron a derrocarlo.
Es largo pero vale la pena. Ademas sirve para algunas personas que piensan, todavía, que era una persona sin poder ni valentía.
(las bastardillas y negritas son mias).

El 28 de junio de 1966 a la madrugada Illia se encontraba en la Casa de Gobierno, acompañado por los ministros, colaboradores, algunos senadores y diputados nacionales radicales. A las 5.10 horas, de ese día martes penetraron el general Julio Alsogaray, el Jefe de la Casa Militar brigadier Rodolfo Pío Otero, el coronel Luis Perlinger y un grupo de oficiales. El diálogo reconstruido fue publicado por la revista "Somos" el 21 de enero de 1983:


Alsogaray: -Vengo a cumplir órdenes del comandante en jefe...
Illia: -El comandante en jefe de las Fuerzas Armadas soy yo. (Señalando un libro que está a un costado de su mesa). Mi autoridad emana de esa Constitución que nosotros hemos cumplido y que usted también ha jurado cumplir. A lo sumo, Usted es un general sublevado que engaña a sus soldados.
Alsogaray: -En representación de las Fuerzas Armadas vengo a pedirle que abandone este despacho. La escolta de granaderos lo acompañará.
Illia: -Usted no representa a las Fuerzas Armadas, sino tan sólo a un grupo de insurrectos. Usted y quienes lo acompañan actúan como salteadores nocturnos...
Alsogaray: -Señor Presid... (rectificándose) doctor Illia...
Varias voces: -¡Señor Presidente!
Alsogaray: con el fin de evitar actos de violencia, lo invito nuevamente a que abandone esta casa.
Illia: -Son Ustedes quienes están provocando la violencia. Ustedes no tienen nada que ver con el Ejército de San Martín y de Belgrano. Le han causado mucho mal a la patria y lo seguirán causando. El país los condenará por esta usurpación...
Alsogaray: -Usted está llevando las cosas a un terreno que no le corresponde, doctor IIlia; le garantizamos su traslado a la residencia de Olivos. Su integridad física está asegurada.
Illia: -Mi bienestar personal no me interesa. Me quedo trabajando en el lugar que me indica la ley y mi deber: Como comandante en jefe, le ordeno que se retire.
AIsogaray: -Yo sólo recibo órdenes del comandante en jefe del Ejército.
IIlia: -El único jefe supremo de las Fuerzas Armadas soy yo. Ustedes son los insurrectos. Retírense!
Los jefes militares abandonan el despacho presidencial. A las seis, retorna el coronel Perlinger en compañía de oficiales subalternos. Perlinger se acerca por la izquierda hasta la mesa de llIia y le dice en tono firme:
Perlinger: -Doctor Illia, en nombre de las Fuerzas Armadas, vengo a decirle que ha sido destituido.
Illia: -Ya le he dicho al general Alsogaray que ustedes no representan a las Fuerzas Armadas.
Perlinger: -Me rectifico. En nombre de las fuerzas que poseo...
Illia: -Traiga esas fuerzas.
Perlinger: -No lleguemos a eso...
Illia: -Son ustedes los que emplean la fuerza, no yo.
Perlinger y sus acompañantes se retiran.
A las 7.25 vuelve Perlinger está vez al frente de un grupo de efectivos de la guardia de infantería de la Policía Federal, portando pistolas lanzagases.
Perlinger: -Doctor llIia, su integridad física está plenamente asegurada, pero no puedo decir lo mismo a las personas que se encuentran con usted. Ellos serán desalojados por la fuerza.
IIlia: -Su conciencia le va a reprochar lo que esté haciendo. (dirigiéndose a la tropa policial). A muchos de Ustedes les dará vergüenza cumplir estas órdenes indignas de quien ni siquiera es su jefe. Acuérdense: cuando cuenten a sus hijos lo que hicieron en este momento, sentirán vergüenza...
Perlinger: Dr Illia tendremos que usar la fuerza...
Illia: -Es lo único que tienen...
Perlinger: (Con tono enérgico, a sus subordinados): -Dos oficiales a custodiar al doctor Illia, los demás avancen y desalojen el salón.
La tropa avanzó mientras que los dos oficiales de policía que debían vigilar a Illia no pudieron cumplir su cometido, pues éste fue inmediatamente rodeado por sus colaboradores. Hubo forcejeos, pero en pocos minutos el despacho fue desalojado. Illia y sus colaboradores bajaron por las escaleras hasta la planta baja, seguidos de cerca por el pequeño batallón de lanzagases. Eran las 7.40 Sobre las veredas de la Plaza de Mayo y del Banco Nación, varias docenas de soldados cuerpo a tierra apuntaban hacia la Casa Rosada con sus fusiles. A las 7.45 Illia subía a un taxi, rumbo a la casa de su hermano en Martínez. "
"Somos" no reprodujo con fidelidad los diálogos. Otros testimonios nos permiten afirmar algunas expresio- nes importantes, luego de mencionar que casi todo el equipo balbinista acompañaba a Illia en la circunstancia. Alsogaray se había colocado a la izquierda del Presidente IIlia, quien sin levantar la cabeza, ni mirarlo siquiera, ni inmutarse, continuó con lo que estaba haciendo en ese momento. Eso habría molestado al militar, quien irritado pretendió arrebatarle una fotografía que en ese momento Illia firmaba para uno de sus colaboradores (un empleado de la secretaría privada, o el jefe de la misma, Miguel Angel López, o un ordenanza, según distintas versiones) Illia impidió que el militar le arrebatara la fotografía y, seguidamente, se produjo una parte del diálogo, que la citada revista no tuvo en cuenta:
Alsogaray: -Deje eso, permítame...
Illia:-cállese... Yo no lo conozco. ¿Quién es usted?
Alsogaray: -Soy el general Alsogaray:..
Illia: -Espérese. Estoy atendiendo a un ciudadano, ¿cuál es su nombre amigo?
Alsogaray: -Respéteme...
Illia: (Al concluir de firmar la fotografía) Este muchacho es más que usted. Es un ciudadano digno y noble. (Parándose y dirigiéndose al general) ¿ Qué es lo que quiere?
Alsogaray: -Vengo a cumplir órdenes del comandante en jefe. ..
Luego, sigue en líneas generales el diálogo ya reproducido, pero con una variante:
Alsogaray: -En representación de las Fuerzas Armadas le pido que abandone el despacho.
Illia: -Usted no representa a las Fuerzas Armadas, sólo representa a un grupo de insurrectos. Usted y quienes lo acompañan actúan como salteadores nocturnos, que como los bandidos aparecen de madrugada para tomar la Casa de Gobierno...

Años después, el coronel Luis C. Perlinger envió al doctor Illia la siguiente nota:
" principios de 1966 siendo usted Presidente de la Nación, tuve algunas reuniones en Mar del Plata y en Buenos Aires con generales que ocupaban altos cargos en el EMGE, a los cuales traté de convencer de no romper el orden institucional. Ante la inutilidad de mi prédica y guiado por el desconcepto de que la unidad de la fuerza amenazada por casos aislados de oposición era más importante que el respeto a la Constitución, me plegué al movimiento que estalló el 28 de junio.
Circunstancias que no se buscan, pero que se dan con frecuencia en los hombres de acción me asignaron un rol imporlante en su destitución.
En una presentación fechada en julio de 1976, que repartí profusamente y de la cual me ocupé de enviarle un ejemplar escribía: 'Hace 10 años el Ejército me ordenó que procediera a desalojar el despacho presidencial. Entonces el doctor Illia serenamente avanzó hacia mí y me repitió varias veces: Sus hijos se lo van a reprochar. ¡Tenía tanta razón! Hace tiempo que yo me lo reprocho porque entonces caí ingenuamente en la trampa de contribuir a desalojar a un movimiento auténticamente nacional.
Usted me dio esa madrugada una inolvidable lección de civismo. El público reconocimiento que en 1976 hice de mi error; si bien no pude reparar el daño causado, da a usted, uno de los grandes demócratas de nuestro país, la satisfacción de que su último acto de gobiemo fue transformar en auténtico demócrata a quien lo estaba expulsando por la fuerza de las armas de su cargo constitucional..."


Extraido del sitio: http://ricardobalbin.tripod.com/golpeillia.htm
Las palabras del Presidente Illia han sido reproducidas muchas veces; la hija del presidente cuenta que ella estaba en el salon en los momentos de los sucesos, y cuenta que varios colaboradores querian dar pelea, el Presidente Illia no los dejo.
Hay muchos datos que hablan de la gran presidencia que tuvo. Muchos datos positivos, pero hay pocos recuerdos. Alguien alguna vez me dijo que lo que hizo mal Illia era haber sido radical.

5 comentarios:

l dijo...

¡Tenía tanta razón! Hace tiempo que yo me lo reprocho porque entonces caí ingenuamente en la trampa de contribuir a desalojar a un movimiento auténticamente nacional.

Los arrepentimientos posteriores como este muchas veces me parecen de garca. Pero no voy a juzgar la historia.
¿Será cierto todo este diálogo? ¿Illia era un buen poresidente, o fue un buen creador de frases de último momento?

Gustavo Pereyra dijo...

Qué lindo diálogo. Disiento de la opinión respecto al arrepentimiento, por un anónimo argumento tan antiguo como veraz: "Macho es el que probó y no le gustó".

Unknown dijo...

Creador de frases de ultimo momento?? de que hablamos, estamos hablado de un presidente que puso su integridad fisica en riesgo para frenar la violencia, que defendio la constitucion y el orden institucional aun ante militares armados, que sanciono la ley de medicamentos que le costo las mas crueles represalias de los grandes grupos economicos internacionales que querian que primaran sus patentes sobre la salud de los argentinos, sanciono la ley de salario minimo, vital y movil, elimino la deuda externa argentina, anulo los contratos de concesion petrolera por abusivos y contrarios a derecho...
Cuando vamos a aprender los argentinos que hablar sin saber de que se habla no es demostracion de cultura, sino de ignorancia. Creo que como dijo Séneca: "La ingratitud y el olvido son el precio de las buenas acciones"

l dijo...

Ay Martín!!!
Cuando vamos a aprender los argentinos que hablar sin entender que existen códigos de ironía no es demostración de civismo, sino de cuasi estupidez.

Gracias por tu clase de educación cívica, muy instructiva por cierto.

(Y eso de citar para darle autoridad a tu palabra... mmm)

Esteban dijo...

Sólo una persona íntegra está en condiciones de pronunciar frases como esas en situaciones límite.

Se burlaban de su "lentitud"... y en menos de tres años hizo temblar al poder económico, tanto que llamaron a las botas, siempre aliadas del miedo a los hombres justos...