Entre a la cafeteria y vi que alli estaban Suaznabar y Wilmar. Me sente en su mesa, me saludaron por mi nombre. Nombre que yo hacia mucho tiempo que no escuchaba. Y me quede escuchando su conversacion mientras tomabamos sendos cafes. El tiempo al principio era un dia explendido y luego fue cayendo la noche, lenta pero llena de impetu de matar la luz.
Asi fue como pase la tarde, yo soy (era) mucho mas joven que ellos dos. Ninguno de nosotros estuvo vivo cuando sucedio el boom latinoamericano, aunque creo que los tres habiamos leido las obras mas emblematicas del suceso. Estaba levantando mi cafe cuando Suaznabar dijo en resumidas cuentas algo sobre el boom.
- Los maravillados escritos de los Cronistas de Indias y su sentido de estar en otro mundo conquistando tierras que sólo en su fantasía poblada de libros de caballerías podían hallar paralelo se convirtió de hecho en los pueblos hispanoamericanos en una señal de identidad cultural de la que derivó una nueva corriente estética como el Realismo mágico o, según concibe Alejo Carpentier, Lo real maravilloso. La narrativa describe cosas irreales como si fueran reales y cotidianas y las cosas cotidianas como si fuersen irreales; bla bla bla.
Luego tome un poco mas del cafe, y escuche como hablaba Suaznabar. Decia no saber nada sobre los generos y sobre lo que funcionaba.
Yo estaba en plan de matar a Gabo.
Sali de ese encuentro y antes de irme dije la siguiente sentencia.
- Voy a matar a Gabriel Garcia Marquez.
Los dos se rieron pero yo sabia que realmente hablaba en serio. Y luego Suaznabar dijo algo asi:
- Te va a ser mas facil matar a los tildes, acentos y reglas ortograficas que llegar a matar al viejo narrador. Ademas cuenta con un ejercito de ignorantes seguidores que lo leen y se creen que son mas cultos y mejores personas por leer al viejo y aburrido colombiano.
Yo segui caminando luego de escuchar eso dicho desde una silla desde el difunto bar el sol. Yo en ese momento empece a remontar la calle Maipu mirando para ambos costados. Veia que a todos mis costados se levantaba la figurita del escritor colombiano. Tenia miedo, el realismo magico se mesclaba en todos los lados donde estaba mi mirado. Los vidrios se rompian delante mio y yo seguia caminando. Estaba yendo para casa.
LLegue a mi casa. Subi las escaleras y cerre la puerta para planear mi asesinato. Agarre el telefono y marque el numero, no sabia realmente cual era el numero pero sin embargo la mujer, que atendio me dijo que me habia equivocado, que siempre la llamaban a ese numero pero que no era. Senti a las putas tristes que gopeaban mi puerta, yo las habia llamado un rato antes. Ellas entraron y en ese momento deje de pensar en mi crimen.
Cuando me levante las putas tristes se habian ido. Ninguna de las dos o tres era realmente linda. Eran viejas, decrepitas y representaban la peor literatura. Me refresque en Onetti y Saer para sentir que todo lo mejor podia llegar. Igual estaban muertos, asi qdue estaba todo mal.
Me meti la mano en mi bolsillo y saque la listita de papel, prolija con caracteres negros sobre fondo blanco.
Personas a Matar.
Fui hasta mi escritorio, abri un cajon y saltaron los conejitos que tenia guardados ahi. Salieron varios blancos y uno gris. Una señorita en paris me habia mandado una carta y me habia contagiado esa enfermedad, decian que habia una epidemia y que se habia formado una brigada de bomberos que andaba por las calles matando conejos y quemando libros. Del cajon del medio saque mi arma, una Luger. La desarme y la volvi a armar. Agarre y fui poniendo las balas en el cargador.
Senti que tenia dos de cinco ya muertos. No se cual era el sentimiento, pero los chilenos se me habian escapado. Senti la musica. En la calle mexico entre en una libreria. Camine por sus libros y por sus anaqueles coloridos y para estupidos, vi que Sudamericana habia reeditado las obras del colombiano. Vi su cuerpo que me miraba, agarre mi pistola en mi bolsillo, tire para atras el cargador y dispare.
Dispare una dos tres cuatro cinco veces. Las balas entraron al cuerpo de carton, luego vi como el cuerpo se quedaba quieto en su sitio hasta que el movimiento pendulante fue mas y la figura cayo de espaldas. La cara de Gabo quedo mirando el techo mientras los guardias de seguridad venian corriendo, yo lo miraba y le decia que se lo merecia. De los agujeros de balas empezo a emanar sangre, la sangre empezo a manchar todo el piso; una sangre roja, fresca, nueva; sangre de vampiro literario. Un guardia mi tiro al piso y mi Luger desaparecio por una rendija de la realidad y cayo al realismo magico del colombiano.
Asi fue como pase la tarde, yo soy (era) mucho mas joven que ellos dos. Ninguno de nosotros estuvo vivo cuando sucedio el boom latinoamericano, aunque creo que los tres habiamos leido las obras mas emblematicas del suceso. Estaba levantando mi cafe cuando Suaznabar dijo en resumidas cuentas algo sobre el boom.
- Los maravillados escritos de los Cronistas de Indias y su sentido de estar en otro mundo conquistando tierras que sólo en su fantasía poblada de libros de caballerías podían hallar paralelo se convirtió de hecho en los pueblos hispanoamericanos en una señal de identidad cultural de la que derivó una nueva corriente estética como el Realismo mágico o, según concibe Alejo Carpentier, Lo real maravilloso. La narrativa describe cosas irreales como si fueran reales y cotidianas y las cosas cotidianas como si fuersen irreales; bla bla bla.
Luego tome un poco mas del cafe, y escuche como hablaba Suaznabar. Decia no saber nada sobre los generos y sobre lo que funcionaba.
Yo estaba en plan de matar a Gabo.
Sali de ese encuentro y antes de irme dije la siguiente sentencia.
- Voy a matar a Gabriel Garcia Marquez.
Los dos se rieron pero yo sabia que realmente hablaba en serio. Y luego Suaznabar dijo algo asi:
- Te va a ser mas facil matar a los tildes, acentos y reglas ortograficas que llegar a matar al viejo narrador. Ademas cuenta con un ejercito de ignorantes seguidores que lo leen y se creen que son mas cultos y mejores personas por leer al viejo y aburrido colombiano.
Yo segui caminando luego de escuchar eso dicho desde una silla desde el difunto bar el sol. Yo en ese momento empece a remontar la calle Maipu mirando para ambos costados. Veia que a todos mis costados se levantaba la figurita del escritor colombiano. Tenia miedo, el realismo magico se mesclaba en todos los lados donde estaba mi mirado. Los vidrios se rompian delante mio y yo seguia caminando. Estaba yendo para casa.
LLegue a mi casa. Subi las escaleras y cerre la puerta para planear mi asesinato. Agarre el telefono y marque el numero, no sabia realmente cual era el numero pero sin embargo la mujer, que atendio me dijo que me habia equivocado, que siempre la llamaban a ese numero pero que no era. Senti a las putas tristes que gopeaban mi puerta, yo las habia llamado un rato antes. Ellas entraron y en ese momento deje de pensar en mi crimen.
Cuando me levante las putas tristes se habian ido. Ninguna de las dos o tres era realmente linda. Eran viejas, decrepitas y representaban la peor literatura. Me refresque en Onetti y Saer para sentir que todo lo mejor podia llegar. Igual estaban muertos, asi qdue estaba todo mal.
Me meti la mano en mi bolsillo y saque la listita de papel, prolija con caracteres negros sobre fondo blanco.
Personas a Matar.
- Gabriel Garcia Marquez.
- Gabriela Mistral
- Pablo Neruda
- Claudia Piñeiro
- Paulo Cohelo
Fui hasta mi escritorio, abri un cajon y saltaron los conejitos que tenia guardados ahi. Salieron varios blancos y uno gris. Una señorita en paris me habia mandado una carta y me habia contagiado esa enfermedad, decian que habia una epidemia y que se habia formado una brigada de bomberos que andaba por las calles matando conejos y quemando libros. Del cajon del medio saque mi arma, una Luger. La desarme y la volvi a armar. Agarre y fui poniendo las balas en el cargador.
Senti que tenia dos de cinco ya muertos. No se cual era el sentimiento, pero los chilenos se me habian escapado. Senti la musica. En la calle mexico entre en una libreria. Camine por sus libros y por sus anaqueles coloridos y para estupidos, vi que Sudamericana habia reeditado las obras del colombiano. Vi su cuerpo que me miraba, agarre mi pistola en mi bolsillo, tire para atras el cargador y dispare.
Dispare una dos tres cuatro cinco veces. Las balas entraron al cuerpo de carton, luego vi como el cuerpo se quedaba quieto en su sitio hasta que el movimiento pendulante fue mas y la figura cayo de espaldas. La cara de Gabo quedo mirando el techo mientras los guardias de seguridad venian corriendo, yo lo miraba y le decia que se lo merecia. De los agujeros de balas empezo a emanar sangre, la sangre empezo a manchar todo el piso; una sangre roja, fresca, nueva; sangre de vampiro literario. Un guardia mi tiro al piso y mi Luger desaparecio por una rendija de la realidad y cayo al realismo magico del colombiano.
Me llevaron preso.
Al otro dia todos los medios graficos hablaban sobre el asesinato de Gabriel Garcia Marquez. sobre como su muerte habia sido un capitulo de su ultima novela. Yo lo mate, lo mate a varios kilometros de distancia, el adn de la sangre me dio la razon. Encontre la rendija, el realismo magico no existe; y le quitaran el Premio.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario