martes, julio 10, 2007

El Deshielo

"A partir de los trabajos los hombres son ricos en rebaños y oro; y si trabajas serás mucho más grato a los inmortales y para los mortales, puesto mucho desprecian a los inactivos"
Trabajos y Días; Hesíodo.

Por las rendijas de la persiana entraban algunos tenues rayos de luz. Esa tenue luminosidad era lo que mantenía al lugar con algo de visibilidad. Era tarde en la mañana y estaba lloviendo, aunque esto él no lo sabía todavía. Estaba tirando el cama, no estaba durmiendo, se había despertado hacia un buen rato, pero todavía tenía los ojos cerrados. En realidad estaba despierto desde que amanecía, pero había dormitado varias veces desde ese momento. Esta en la cama, con cuatro frazadas de colores chillones y una sabana. Esta tapado hasta la nuez, tiene los brazos metidos dentro de la cama, de hecho, tiene la mano derecha metida dentro de su calzoncillo blanco, y su mano y brazo izquierdo esta sobre el colchón sin mas.
En el ambiente de su departamento hace frío; esto él ya lo noto, a decir verdad, eso fue lo que lo levantó en un principio y lo que lo hizo quedarse otro rato en la cama. Todavía él no tiene idea de que hora es, y en realidad no le interesa demasiado. Es temprano, esto sí lo sabe; aunque fuesen las once y media de la mañana, todavía es temprano para él.
La noche anterior anduvo sin pena ni gloria tomando unas ginebras en el bar del Gallego. Hacía frío y ese día no tenía ganas de trabajar; fue un día de perros ese domingo ocho de Julio. Anduvo por la calle tomando frío en un principio. Luego, cuando el día empezaba a caer, se fue para la parrillita. Allí comió un par de tiras de asado, con una ensalada de lechuga y tomate, también se tomo tomo todo un pinguino de vino tinto. Luego anduvo dando vueltas por las calles del centro todas vacías de gente y esperanza de encontrar algo interesante que hacer. Dio más de dos vueltas por el centro, hasta que se dio cuenta que no tenía mas cigarrillos. Encontró un kiosco y compro un atado de veinte y siguió en lo suyo pero en ese momento, fumando. No se dio cuenta de que vuelta dio y termino en la puerta del bar del Gallego, y no le quedo otra que entrar, jugar algunos númeritos a los niños cantores de Crónica TV (Perdió más de lo que ganó) y sentarse en la barra a tomar unas ginebras. Mientras la noche se iba enfriando y la luna subiendo, él se iba emborrachando en ginebra; además, se puso a disfrutar de las grescas que surgieron porque un grupo de vivos se puso a hacer trampa con los números de Crónica; la sesión de niños cantores era en diferido. Cuando terminaron las piñas (Donde él metió mano en alguna billetera) empezaron a pasar las carreras de pingos del día; ahí la gente volvió a jugar, pero eso careció de gracia y de entusiasmo porque ya todos allí sabían quien había ganado las carreras. A cierta hora, él no lo sabía con claridad, se levantó de su lugar, de su taburete y se fue del bar. Se despidió del Gallego, que le pidió el dinero de las copas, y que él, luego de intentar con su labia escapar, pagó.
El reloj despertador titilaba sus números rojos en la mesada. Marcaba la eterna hora de las 12:00 de por vida. Nunca lo ponía en hora, y por ende, debido a los frecuentes cortes de luz, su reloj estaba siempre fuera de hora. En una época cada vez que veía al reloj, o cualquier reloj, fuera de hora, se tomaba el trabajo de buscar algún reloj en hora (o TN en la tele o el 113 en el teléfono) y luego ponía la hora en el reloj, en este caso el reloj despertador. Lo peculiar que hacía era que esperaba al cambio del minuto del otro reloj para que su reloj estuviera alineado con el otro. Luego todos los relojes de su casa daban la misma hora. Ahora, también; todos daban las 12:00.
Abrió los ojos. Mira el techo, lo ve como siempre entre la poca luz que tiene la pieza, su casa. Ve el techo blanco medio manchado, no limpiado desde hacía muchos días; nota que tiene varias pelotitas que no puede definir bien de que son. Luego ve las manchas de humedad, de ese tono azulado en un principio y luego marrón. No le interesa demasiado. Sale de la cama, destapándose, luego nos damos cuento que solo tiene el calzoncillo blanco; se sienta en la cama y bosteza. Se dio cuenta que tiene un leve dolor en el cuello, mueve y prueba como esta su cuello; se dice que son los típicos dolores de la mañana. Se para y va hasta el baño.
Para llegar al baño tiene que entrar a un largo pasillo que también conduce a la puerta que da al palier. El baño es un cuadradito de dos por dos, en el que tiene un fregadero y un gabinete de remedios (En el que tiene dos tiras de aspirinas, una de aspirinetas, un sertal, dos ibuebanol y un antiacido). Abre la canilla y se mira al espejo mientras el agua se empieza a calentar y empieza a emanar vapor. El vapor abre sus poros. Se mira, se ve viejo y cansado a la mañana. Se nota una cana, la distingue y con su mano derecha con mucha precaución, se la saca. Le crecerán mil mañana. Luego se lava la cara, y agarra un baso que tiene en el fregadero y lo llena de agua. Abre el gabinete de remedios y saca una aspirina, con el agua se la toma. Se lava los los dientes, luego de llenar su cepillo con dentífrico. Sale del baño para volver un segundo mas tarde con una revista pornografica. Defeca. Una curiosidad de su baño: No tiene bidet.
Sale del baño y se dirije a la cocina/dormitorio/sala de estar. Cuando pasa por el largo pasillo (Para lo que es su casa) no nota las reproducciones de dos cuadros que han quedados colgados desde que él esta ahí. Uno es el Guernica de Pablo Picasso. Otro es el Le déjeuner sur l'herbe de Manet. El primero lo conoce; el segundo, no. No sabemos si le desagradan o no, tampoco sabemos si le dio fiaca descolgarlos o no, tampoco sabemos si alguna vez los noto o no.
Al salir del pasillo se dirige a la cocina y prende la hornalla pequeña, luego agarra la paba y la llena de agua mientras mira la persiana cerrada por donde entran las pequeñas pestañas de luz que iluminan todo el lugar (Salvo el baño, donde encendió la luz eléctrica). Se pone a buscar en los gabinetes blancos que tiene arriba de la cocina. Esta buscando algo que comer y el mate. Primero abre el gabinete que esta justamente arriba de la cocina, que ya tiene en la hornalla pequeña la paba con el agua para el mate. En ese gabinete, él guarda seis platos comunes y bastante berretas, ademas tiene cuatro vasos (todos diferentes de los cuales tres son de plástico y el restante es un frasco de mayonesa que era muy practico para vaso, luego de varias lavadas ya no queda ningún vestigio de la marca), tiene varios platitos pequeños y algunas copas de café o te, y adelante de todo, esta el mate. El mate es aparentemente el objeto mas apreciado de ese gabinete. El mate es redondo, un poco más grande que los mates habituales, calabacita, con un lindo animal print, o simil animal, con un pie de metal, algo desbencijado pero que si él le pone esmero lo puede parar sin problemas. Luego abre un cajón donde están los cubiertos y esas cosas y busca la bombilla. La bombilla es la que le gusta usar, es chiquita para ese mate, y sobresale poco.
Luego abre otro gabinete para buscar la yerba. Solo encuentra algunos paquetes abiertos de harina. Se queda atónito, él pensaba que tenía yerba; se queda pensando cuando ha usado esa yerba. Luego recuerda que hace dos días usó lo poco de yerba que le quedaba (la mas barata, la más fea, la que tiene siempre mas polvo) para el mate con el cual se despertó. Ahora no tiene yerba, tiene que salir.
Se queda mirando desde la cocina la ventana cerrada por la cortina. El viento empezó a golpear la cortina que se movía, la luz era un poco mas exigua. Se queda mirando la habitación, lo que es su casa. Ve donde esta su cama, que esta todavía desarmada (y, muy probablemente, quedará así) la ve contra la pared mas a su derecha (Ahora esta mirando la ventana; antes, en la cocina estaba mirando al pasillo, cambian los ángulos y los lados), atrás de su cama ve la mesita de luz, donde esta el reloj despertador. Luego va mirando mas allá, y ve la mesa que tiene bajo la ventana con la silla de playa bajo la mesa. En la pared izquierda esta el ropero, donde guarda su ropa, que es lo que esta mas prolijamente ordenado de toda la casa. Luego un poco mas hacia donde él esta hay una mesa redonda con un par de sillas de maderas (El relleno sale por abajo de estas y el tapizado esta severamente dañado, desde antes que él habitara la casa), y un poco mas hacia él esta la barra que divide la sección cocina con la sección dormitorio. Sobre la barra hay algunas revistas de corte popular, mas alguna que otra revista de toque intimo (Aunque las pornográficas están mas cerca del baño), además de un cepillo para el pelo y un vaso de plástico transparente con varias lapíceras y lapices de colores. Un anotador con algunos horarios y anotaciones (Redundantemente puestas en un anotador) también están ahí.
Se da vuelta y apaga la hornalla. Camina, desnudo como esta. Esta teniendo algo de frío porque esta así. Se decidió a salir. Camina hasta la ventana y agarra la cinta para abrir la persiana, el viento todavía choca contra la misma y él no sabe que afuera llueve (ninguna radio lo pronosticó para ese día), abre lentamente la persiana, haciendo poca fuerza contra la cinta y levantándola lentamente para que no se enrolle de mala manera, como ya le paso varias veces, y luego va viendo que el día esta gris, frío y que llueve. La lluvia no es de las mas molestas, ni esta lloviendo perros y gatos, pero es una lluvia con un día realmente frío y que además se te mete en todos los lados del cuerpo. La humedad y la presión del aire también son altas, según el pronosticador meteorológico de la radio, que recién prendió (la radio era solo AM y estaba puesto en 590 Radio Continental). Luego se fue dando cuenta al correr de los minutos que era una audición de Futból.
Va al ropero y lo abre, mientras la lluvia ahora golpea contra el vidrio desnudo. El va sacando algo de ropa, pero elige la ropa mas casual que encuentra por ahí, no encuentra ninguna remera ni camiseta limpia, entonces agarra dos puloveres. Uno azul escote redondo y se lo pone contra la piel. Esto hará que tenga cosquillas todo el día. Luego agarra un pulover gris, pero este escote V, y se lo pone arriba del anterior. Busca y encuentra colgado un pantalón de vestir negro, se lo pone. Luego encuentra un cinturón y se lo va poniendo lenta y parsimoniosamente. Luego se encuentra bien, pero agarra un pañuelo de seda (El único que tiene) y se lo ata al cuello.
Ahora vestido camina entre la pieza con un par de soquetes en la mano. Se sienta en una de las dos sillas que están alrededor de la mesa redonda y se los pone, mientras busca con su mirada los mocasines, que recuerdan que tienen que andar cerca de la cama. Los ve, los encuentra. Se termina de poner el soquete en el pie izquierdo (Siempre el primero es el derecho para él) y sale para el lado donde los vio. El lugar es secreto y deberá ser interpretado.
Agarra sus mocasines y se sienta en la cama. Empieza a ponerse los zapatos, mientras mira la luz blanca que entra por la ventana. Ve que el día esta gris y lluvioso. La radio que esta hablando desde su estante da la temperatura que roza los tres grados pero no los alcanza, ademas dice que la sensación termina es de casi un grado. Eso lo molesta y pone cara de pocos amigos, mientras ya tiene los dos zapatos puestos. Los mira, cuando vuelva los va a tener que lustrar, piensa algo similar a eso. Se para y agarra las llaves que están arriba de la mesa, y camina hasta la puerta. Antes de salir agarra un piloto medio roído que esta colgando de un perchero empotrado en la pared, cerca de la reproducción mas cercana a la puerta.
Sale y cierra la puerta. Una vez que cerró la puerta se acuerda que afuera esta lloviendo y que no agarro paraguas. Se queda pensando enfrente de la puerta con el número 9 y la letra C, en caracteres dorados. Lo que forma el tan bien pensado 9C. Se queda pensando y recuerda que no tiene paraguas en su casa, que el ultimo que tenía lo perdió en la gran lluvia de febrero cuando estaba volviendo del club (Donde había ido a jugar a las bochas por plata), se acordó que volvía caminando tranquilo cuando de la nada las nubes se volvieron negras. El cielo se volvió negro a eso de las diez y media de la mañana y la lluvia empezó a caer lentamente. Luego, a los diez o quince minutos ya no se podía ver mas allá de veinte metros, tal era la caída de agua. No tardo nada la calle en anegarse, y no tardo nada la ciudad en terminar como una Venecia sudamericana, con cajones de madera de frutas navegando sin control por las calles y con todos los autos subidos a las veredas para intentar (Y en muchos casos, fallar) proteger el auto. Ese día tenía de casualidad su paraguas negro, lo abrió cuando ya estaba todo mojado. El viento se lo llevo y rompió cuando estaba con toda la ropa mojada y lo tiro cuando pudo encontrar un cobijo en un almacén de camino a su casa. En el almacén estuvo mas o menos cinco horas, esperando que bajara el agua. Todo mojado, ese día se saco las medias, y tomo mate con el almacenero (Un señor muy mayor de unos setenta años, que tenía; o tiene, él no lo sabía; acento español), cuando el agua bajo siguió su camino.
Estaba bajando la escalera, tranquilo con las dos manos en los bolsillos, mirando las paredes llenas de humedad. Sintió el ruido del ascensor que iba para arriba tal como su nombre lo indicaba. Siempre bajaba por la escalera, siempre intentaba evitar a todas las personas que podrían llegar a subir o bajar, o mas especificamente a la persona que le podía reclamar el alquiler del cuartucho. Aunque no había hecho nada en los últimos días, tenía las piernas cansadas. Quizá era porque había dormido un poco demasiado, aunque las varices en su pierna derecha lo estaban molestando mucho. Camina tranquilo y llega hasta la planta baja, mira si hay algún vecino y ve que no, el palier esta tranquilo y la luz entra por la puerta de cristales, algunos astillados y el resto sanos. Se acerca y nota que alguien abre la puerta de hierro del ascensor que hasta un rato antes estaba bajando. Se apura para llegar la puerta de vidrio, nota que en un cubo hay varios paraguas mojados secándose y agarra uno, el primero que encuentra. Luego sale a la calle y abre el paraguas, mientras la puerta atrás de él se cierra lentamente y sola. El paraguas se lo pone arriba de su cabeza mientras se esta cerrando el piloto, empieza por el botón de más abajo para ir subiendo, el primero lo dejara abierto y luego sufre porque hace mucho frío y no se trajo una bufanda. Camina por la calle, y se levanta las solapas del piloto.
El día esta horrible y ningún coche ni persona anda por la calle. Es un feriado que cayo justo para feriado. Cae una lluvia finita que se le va metiendo en el piloto poco a poco, ademas el viento cada tanto mueve el agua hasta su cara. Se limpia cada tanto con los dedos, pero sacar la mano del piloto lo molesta, mas allá de la mano que se enfría por llevar estoicamente el paraguas. La intensidad de la lluvia no aumenta pero tampoco disminuye.
Camina un par de cuadras en endiablada soledad. Esta yendo a la panadería, quiere comprar algunas facturas, pero no tiene demasiado dinero, tuvo varias jornadas bastante negras entre las apuestas y el trabajo. Anda solo por la calle hasta que nota que viene a una velocidad bastante considerable un auto en sentido contrario al que lleva él. El auto, un Peugeot 504 blanco (Nota esto cuando se acerca) le hace señas de luces, y él se da cuenta que es el auto del Taxista. El auto, baja la velocidad cuando lo ve y se acerca a su cordón, mientras baja la ventanilla empañada.
- Amigo, ¿Qué hace bajo la lluvia? Suba, suba, suba. - Le indica el taxista mientras abre la puerta de atrás. Camina hasta el cordón y lo saluda con un gesto arisco, se sube y se sienta mientras cierra el paraguas con la puerta todavía abierta. Luego cierra la puerta y se encuentra en un ambiente mas bien cálido, la calefacción estaba encendida y hace mucho ruido.
- ¿Para dónde va, amigo? - Le dice el Taxista, aunque arranca con rumbo contrario.
- ¿Esta noche estas libre para hacerme la gamba? - Le dice él y el Taxista hace un gesto afirmativo con la cara. Se pone cómodo y le dice que va a la panadería.
- A la panadería de Wilmar, entonces. - Dice el taxista.
El auto frena de golpe y luego el Taxista pone marcha atrás y, sin soltar la selectora de cambios, suelta un poco el embrage para que el auto vaya lentamente hacia atrás. Luego, cuando las ruedas de atrás golpean contra el cordón de la otra vereda, apreta el embrage y pone primera. El auto sale girando despacio en ralentí, para luego pasar a segunda y luego acelerar hasta llegar a una velocidad cada vez mas cómoda para la ciudad.
El auto hace pasar las casas cada vez mas rápido hasta que llega a la avenida y la agarra. Anda por la derecha un poco mas despacio que los otros autos. Llegan a una estación de servicio que también tiene servicio de G.N.C., el Taxista le dice que esta haciendo mucho frío y que antes que corten el suministro quiere llenar el tubo. Se queda tirado en el asiento de atrás, mientras mira por las ventanas (Bastante empañadas) las gotas que quedan en el coche. Abre un poco las ventanas de atrás para que se cambie un poco el aire un poco viciado por la calefacción y otro poco por ellos.
Ve como el Taxista saluda a todos los playeros (Hasta a una playera con un beso en la boca y un pellizque de cola) y como se apoya contra el vidrio para ver como le cargan gas. Baja del coche y va hasta el mini mercado que tiene la estación de servicio para comprar cigarrillos. Compra los más baratos, tiene ganas de fumar hasta el coche pero en la estación de servicio no se puede. Ademas no compro encendedor, va a usar el del coche.
Vuelve al coche, pero se sienta en el asiento delantero. Sabe que eso molesta al Taxista, pero no le importa. Aprieta la perilla que tiene un dibujito de un cigarrillo expidiendo un humo muy recto y espera a que salte con su caracteristico ruidito. Espero un rato, y luego el Taxista volvió a sentarse, lo noto a su derecha, hizo cara de mierda pero no dijo nada. El auto volvió a andar y el encendedor saltó, y él agarro la perilla. Se enciende el cigarrillo que tuvo todo el tiempo en la boca desde que compro el atado. Luego le ofrece un cigarrillo al Taxista y este le agradece; le extiende el atado "Malboro" y este con los labios saca el que estaba extendido. También lo enciende con el encendedor del auto.
El taxi anduvo por la avenida hasta llegar a la entrada del bajo nivel, luego lo toma y sale para el otro lado. Pasaron por abajo de las vías, mientras un tren eléctrico pasaba por encima de ellos, moviendo toda la estructura y acallando la radio que emitía chillidos inentendibles llamando al Taxista, que con un rápido movimiento la apaga. Andan por las calles sin hablar, con las ventanillas bajas. El humo azulado que emiten por la nariz o por la boca se va quedando con ellos en el habitáculo. Entre la lluvia, entre lo empañado de los vidrios y el humo de los cigarrillos, la visibilidad es pésima. Llega un punto en que el taxista baja la ventanilla de su lado con su mano derecha en la perilla, girando y girando hasta dejarla hasta la altura de su pera.
Se cierra de nuevo el piloto para que no le de el frío que entra. El auto va tranquilo hasta que entra en una calle de adoquines, mal puestos porque los sacaron y los volvieron a poner. Andan sin hablar, mientras el Taxista prende la radio y música empieza a sonar. Soda Estereo.
- Vuelven, ¿Viste? - Le dice el Taxista.
- No, no sabía. ¿Cual es Soda Estereo? - Dice él, mirando los arboles que pasan y los puestos de diarios cerrados y la soledad del mediodía.
- Bueno, vuelven. La de la ciudad de la furia y cosas así. Yo pienso que vuelven porque se volvió a juntar The Police, entonces ellos (Que eran el clon de esa banda, pero latinoamericana) se vuelven a juntar porque no pueden ser menos que los que los inspiraron.
- Mira vos. No me interesa. - Dice, dandole la ultima pitada a su cigarrillo y abriendo la ventana. Luego tira la colilla del cigarrillo y la ve con la ultima brasa volando hasta caer en un charco entre los adoquines para apagarse y no volverse a prender nunca mas. Mira al Taxista que tiene el cigarrillo todavía entre sus labios, pero ya esta terminado, solo tiene la colilla.
El auto sigue hasta que llegan a un lugar que dice panadería "1º de Mayo". Ahí, enfrente de esta, estaciona el auto, detrás de un Citroen CX de la década del `80, que era el que usaba Wilmar por esos días. Bajan del auto, él, de hecho, baja antes que el auto se detenga por completo. Da unos pasos esquivando los charcos que se formaron en la vereda y viendo en no pisar las baldosas sueltas (El peor enemigo del peatón los días de lluvia). Llega a la puerta de vidrio y entra, Wilmar no esta. Pasa por detrás del mostrador y saluda a la muchacha que atiende (Una de las anarquistas enamoradas de Wilmar, que él suponía que las usaba). Abre la puerta negra abajo y roja arriba y pasa a la sala de máquinas. Ahí esta Wilmar sentado en una mesita cuadrada leyendo el diario, lo ve al entrar, y lo saludo con un gesto. Pasa y se sienta en una silla que estaba cerca de la mesa, luego extiende los pies y los pone arriba de un tacho de hierro que usaban para tirar la basura (El tacho de hierro esta lleno de papeles, poesías de Wilmar). Luego por la puerta aparece el Taxista que saluda a Wilmar con un simple: "Hola" a lo que Wilmar contesta con una palabra de similares características. El Taxista se pierde luego detrás de unas maquinas, mientras avisa que va para el baño.
- ¿Cómo va todo? - Dice Wilmar sin dejar de leer el diario.
- Y... Esta todo medio lento. - Dice él mirándose las uñas de la mano derecha que siente que las tiene un poco largas. - Hace tiempo que no atrapo un buen pez, pero bueno. Vamos cambiando de escenas. - Luego se pasa la mano por la cara y la siente rasposa por la barba de tres días sin afeitar. - Hoy a la noche voy a lo de Salas, el guitarrista, hace una fiesta por el 9 de Julio. Una guitarreada como las de antes viste... Quizás en ese lugar encuentre algo.
- Todo un viudo negro, sos vos, che. - Le dice mientras pasa la hoja del diario. Luego lo cierra de repente y lo hace una bolita. Estaba leyendo Pagina/12; ese era su diario de los lunes. Luego se acomoda y se pone frente a él. - ¿Necesitas bombones?
- Y sí, la verdad necesitaría. - Dice mientras saca las piernas de arriba del tacho de metal. - Aunque en realidad venía por unas facturas. Iba a hacer unos mates y me di cuenta que no tenía facturas. De Hecho, no tenía... - Lo interrumpe Wilmar...
- No tenías ni siquiera una tenia. - Se rie solo.
- Bueno, que sos boludo a veces, eh.
- Algo de diversión infantil nunca viene mal, che. No seas tan pacato, che. Mierda... - Dice Wilmar con un simulado enfado. Y tira el bollo de papel de diarios al tacho de metal cerca de él.
- Tengo unos días complicados, perdona. - Le dice él tranquilo, mirando el piso y viendo el bollo de papel de diarios que caía lentamente, una parte dentro del tacho, y otra, que se desarmo en el aire, cerca del tacho. - No sé, de un tiempo a esta tarde el trabajo estuvo menguando mucho.
- Querras decir "trabajo" en vez de trabajo. - Dice con las manos haciendo el gesto de comillas con los dedos indice y anular de las manos.
- Vos me entendes. Al final vos también tenes un día bastante complicado. - Se para, se acerca a la mesa. - ¿viste el otro día, el de la niebla?
- Ah, ese día - Dice Wilmar. - No me hables de ese día, anduve paseando con unos tipos hasta que salí rodando del coche.
- ¿Por?
- No tengo la más puta idea.
- Bueno, ese día se armó una gran gresca en lo del Gallego. Primo y Segundo se agarraron a trompadas con un tipo... Todo por un sobretodo.
- Sí, ya sé; hasta se podría decir que yo empece la gresca sin querer.
- ¿Cómo? - Le pregunta él con gran curiosidad.
- ¿Ves ese sobretodo? - Le señala con la cabeza el sobretodo que esta doblado en una silla cercana cerca de una maquina y algunos costales de harina.
- Sí.
- Ese es el sobretodo de Segundo. Lo afane del bar del gallego porque tenía frío. Después con el quilombo que se armo no se lo devolví, me dio como verguenza.
- Mejor - Dice él yendo hacia el sobretodo y tocando la pana suave. - Esos tanos son dos hijos de la re mil puta. - Luego agarra y se mide el sobretodo.
- Si te va llevatelo, yo ya no lo necesito. - Se saca el piloto y lo pone parsimoniosamente sobre un costal de harina. Agarra el sobretodo y se lo prueba, nota que le va un poco largo de mangas pero no le molesta, eso se puede solucionar, se dice para sí.
Mientras tanto vuelve a aparecer el Taxista y se sienta en la silla (mojada) que dejo libre él y pone los pies en el mismo tacho de lata que había puesto los pies él. Wilmar se para y va hasta una máquina y empieza la empieza a hacer andar; le dice que va a tener los bombones. Que vaya a preparar mates y le pida a la chica unas facturas.
Se desplaza hasta el local, donde la chica esta mirando la televisión en un costado; la chica estaba muy entretenida mirando los noticieros donde mostraban como iba bajando grado a grado la temperatura, los grados bajo cero los ponían en números blancos. Se le acerca por atrás y le toca el hombro a la chica, que se da vuelta con gran sorpresa, al parecer no lo había ni escuchado. Le transmite el mensaje de Wilmar y ella prepara un paquete (Que no cierra) con facturas. El no espera que le de el paquete y vuelve a la sala de maquinas, pero también pasa por ahí y sigue su camino hasta pasar por un par de catres, donde estaban dormidos un par de anarquistas que trabajaban en la panadería de Wilmar. Mientras sigue caminando hasta el baño, él piensa en las veces que dice "vamos a la panadería de Wilmar" pero nunca lo dice frente a él, ya que si lo llega a decir, este le viene con toda la perorata que la panadería no es de él y de un montón de yerbas de ese estilo.
Luego pasa por una estacía donde duerme Wilmar, esa habitación esta lleno de libros. Un retrato de un rostro griego lo sigue por su camino, él no lo sabe pero este griego es Hesíodo. Es una foto de un retrato en piedra con los ojos sin mirada pero con una vista hasta la eternidad. Una gran barba con la toga característica de esa gente, en su mano derecha tiene un rollo de algún medio escrito. Wilmar lo admira, dice que es el gran poeta griego, para él es mucho mas importante que Homero. Sus fundamentos tienen que ver con que mientras que Homero siempre habla sobre las vicisitudes de los dioses y los caprichos de los Heroés; Hesíodo habla sobre la vida campesina, sobre como ganarse la vida desarrollándose el trabajo y esa forma de vida perdida para el clásico gran poeta perdido entre las guerras y los viajes. Hesíodo era el poeta de los proletariados.
Entre en el baño luego de ojear sin que le interesara demasiado un ejemplar de"Los Trabajos y Los Días". Una vez ahí se sienta en el inodoro y espera, defeca. Luego se para y se mira en el espejo mientras espera que el agua que había abierto un segundo antes se caliente. El espejo empieza a empañarse, primero la parte de abajo, la mas cercana a la canilla. Luego se empieza a empañar todo, igual él no lo deja ya que lo va limpiando con la toalla multicolor sucia que estaba colgando de un gancho a su derecha. Luego, se limpia las manos y sale. Vuelve por el mismo recorrido y nota que uno de los anarquistas esta despierto. No le interesa demasiado y sigue su camino.
Llega a la cocinita y agarra la paba que esta sobre una hornalla. La levanta y nota que esta vacía. Prende la hornalla con un encendedor trasparente que esta en la repisa de arriba, y luego de usarlo se lo mete en el bolsillo. Luego lleva la paba hasta la canilla y llena la paba de agua que todavía estaba caliente. Pone la paba en la hornalla y espera. Ve que el mate esta también sobre la repisa donde estaba el encendedor y lo agarra, luego busca la yerba y encuentra un paquete abierto de yerba "La Tranquera", empieza a vertir yerba hasta que lo considera apropiado y luego tapando el agujero (El piensa que es abujero) del mate lo empieza a sacudir, una dos tres cuatro veces. Luego saca la mano y el polvo queda en su mano, se la limpia con un trapo que andaba suelto por ahí y agarra la paba. Todavía el agua no hierve, y, de hecho, no tiene que hervir. Moja el lado donde la yerba esta mas abajo y pone la bombilla. Recuerda su mate, solo en su casa. Toma la primera chupada, la escupe en el fregadero. Un liquido verde y tibio fue lo que salio de su boca y todavía esta en la chapa. Abre el agua para que se lo lleve. Espera un rato, y considera que el agua ya esta. La prueba, esta bien. Pasa el agua a un termo que también esta en la repisa y vuelve lentamente haciendo el mismo recorrido (Inverso) que antes. Se topa con un par de sillas que antes no había visto, pero no le da importancia.
Vuelve al lugar donde Wilmar esta jugando con el chocolate, haciendo los bombones; y, donde el Taxista esta sentado mirando el techo, fumando tranquilamente.
Va hasta una silla en el medio, cerca de una mesita y se sienta. Ahí prepara el primer mate e inaugura la ronda dandoselo a Wilmar. Este agradece el mate y empieza a chupar, con una mano sostiene el mate y con la otra sigue jugando con el chocolate. Ceba hasta que la bombilla, larga, muy larga para el mate, larga y plana de pico pequeño, hace ruido. Luego se lo pasa a él que lo vuelve a llenar y se lo alcanza a el Taxista. Este vuele a una posición normal en su silla y con la mano izquierda agarra el mate, mientras que suelta todo el humo que tenía del cigarrillo, que todavía sostiene en su otra mano. Toma el mate, y se lo devuelve sin hacer ruido, rápido y expeditivo. Luego él agarra el mate y lo vacía. Se prepara uno para él mismo, su mano en todo este proceso no soltó el mango del termo.
Se quedan un buen rato respetando la ronda de mate. Cada tanto él se equivocaba y se lo daba al otro, este casi siempre agarraba el mate diciendo que esto le traeria suerte. Muchas mas veces, rechazaban y decían que no le tocaba. El agua del mate se estaba acabando, él lo notaba por el peso del termo. En un momento, cuando le iba a dar un mate al Taxista equivocado en la ronda, entre la empleada anarquista que estaba en la panadería y les dice a todos ellos, que estaban sentodos sin hablar con mucho frío que vayan con ella, que miren que miren y cosas así. Wilmar se para y va a ver, él lo acompaña tranquilo detrás sin soltar el termo. El Taxista se queda en su posición sin moverse, diciendo que él ya lo vio todo.
Salen y la mujer se pone a señalar la televisión, hablando sobre la nieve. Sobre la nieve en Buenos Aires. Wilmar se queda asombrado mirando la televisión, y él también. Quedan embobados mirando la televisión viendo esa aguanieve, tal como la declaraban en ese momento los canales de noticias. Luego notan que esta cayendo eso mismo en la puerta de la panadería, salen a la calle. Nadie andaba, mas que alguna persona que, como ellos, había salido para ver. Wilmar se para en la vereda, y luego camina hasta el medio de la calle y se queda mirando el cielo. Desde esa posición el dice que es aguanieve; pero que es algo que no se ve desde hace muchos años. Luego la mujer que esta atrás de él dice que seria muy lindo ver nevar, que ella no conoce la nieve. él tampoco la conoce, Wilmar la ha visto. Luego vuelven adentro porque estaba desabrigados para estar afuera y esa aguanieve mojaba mucho.
Vuelven a sus posiciones originales, la mujer sentada mirando la televisión aburrida esperando a la gente que no iba. Y ellos dos volvieron a sus tareas, él vuelve a cebar el mate (pero ya no tiene agua) y Wilmar vuelve a sus bombones. Agua ya no tiene, y los bombones están hechos, mientras el Taxista esta hablando de la nieve que él vio en Bariloche cuando se fue con su novia en el año 19..; Wilmar le hace entrega de los bombones, y él agradeciendole se para y le da un cigarrillo al Taxista y luego agarra uno para él. Wilmar los saludo y ellos salen.
Una vez afuera, él, con el encededor que le robo a Wilmar, enciende los cigarrillos. El Taxista estaba subiendo al auto cuando se acuerda que también necesita yerba. Entonces vuelve a entrar de una corrida, y Wilmar ya había desaparecido, no le importo y va hasta la cocina y agarra el paquete de yerba a medio usar. Luego vuelve a hacer todo el recorrido inverso, mientras ve algunos movimientos por el rabillo del ojo.
Sale y se sube al auto. El Taxista dice que eso le parece nieve y no aguanieve. Y él nota algo similar, al parecerle que los copos (Que ya empezaban a caer) se le iban contra el parabrisas del Peugeot 504 blanco, con el desempañador puesto y las ventanas un poco bajas. Los copos de nieve, tal era la situación, estaban golpeando contra el parabrisas y ellos notaban como tenian forma de copitos. Pero ninguno de los dos daba credito a las historias que escuhaban por la radio prendida, que decian que la gente estaba viendo nevar. Pensaba que era la gente con muchas ganas de ver nieve.
El auto andaba lentamente, ya que ninguno de los dos tenía gran apuro. Iban mirando que cada vez hay mas autos en la calle y mas gente por las veredas. Están esperando la nieve, se dice uno de los dos, y el otro asiente con la cabeza. El Taxista abre la guantera, sin dejar de mirar para adelante y sin dejar de tener agarrado con su mano izquierda el volante; busca en ella algo, cada tanto baja la mirada y él sigue siempre mirando para delante para ver si algo se les aparece. Lleva la cajita de bombones en su regazo, mientras sigue fumando. El Taxiste dice: "AJA" y vuelve a la posición original. En su mano tiene una brillante petaca de metal, y abre la tapa con la boca, y luego toma un largo sorbo y le ofrece a él, que acepta, y toma un largo trago de whiskie. "Por el frío" le dice el Taxista a modo de brindis.
El auto llega a su edificio, y se baja. Una vez afuera, con el frío que estaba mucho mas cruel, se acerca a la ventanilla del taxi y el Taxista baja la ventanilla. Le dice que lo venga a buscar dentro de un rato que tenía que ir para lo de Salas, que había baile. El Taxista asiente y sale arando en el lugar, se pierde a las dos cuadras. Mientras tanto, él antes de entrar mira como cae el aguanieve, que cada vez se esta transformando mas en nieve. Se dice que si llega a nevar va a ser un momento historico y recuerda que su abuelo le hablaba de la nevada de 1918; la ultima vez. Luego, en torno a este dato, los medios y él mismo irán haciendo conjeturas y errores.
Vuelve sobre sus pasos de unas horas antes, pero esta vez con yerba en una mano y los bombones en la otra. Empieza a subir las escaleras mientras enciende otro cigarrillo, haciendo caso omiso a los carteles que indicaban el "no fumar" (Ese cigarrillo tachado). Llega a su habitación y busca en sus bolsillos la llave, no encontrándolo. Tiene puesto el sobretodo que le regalo Wilmar y en una mano tiene agarrado su piloto raído.
Entra y deja en un perchero su piloto y luego en otro extremo el sobretodo de bella pana conseguido. Camina por el largo pasillo y llega al comedor, alli enciende la hornalla y pone a calentar el agua que estaba sobre esta. Se va hasta la mesa y deja los bombones allí, abre la caja y los huele. Se traslada hasta su ropero y lo abre. Allí se ven sus sacos y demas ropas. Busca en un cajón, ahí encuentra los sedantes GHB y se los lleva a la mesa. Los deja al lado de la caja de bombones. Se sienta y escucha que el agua hierve.
Se para y apaga la hornalla. Agarra la paba y tira un poco de su contenido, luego abre el agua fría y le pone una cantidad. Luego prepara su mate y se va a la mesa. Entre cebada y cebada, va administrando cantidades de sedantes a los bombones. Como en una operación va poniendo los somniferos en los bombones. El gamma-hidroxibutirato es un sedante, que deprime el sistema nervioso central.
Tranquilo ceba el mate mientras prepara sus bombones. Luego se tira en la cama mientras escucha en la radio que nieva en la ciudad de Buenos Aires y sus alrededores. Prende la televisión y ve como nieva en la Plaza de Lomas de Zamora, la Plaza Grijera. La gente esta haciendole payazadas a la camara de televisión pero se los nota alegres y deshinividos. Se queda dormido al rato.
Tal vez por el sedante que respiró cuando lo estaba picando con un cuchillo, mientras preparaba los bombones, o quizás el frío fue lo que lo hizo dormirse. Luego se levantó, a la media hora o algo similar. Camina hasta el baño y abre la ducha. Espera que el agua se caliente mientras se mira al espejo. Abre el gabinete y saca la espuma de afeitar y la gillete. Luego empieza a notar que la bruma esta llenando el baño y se empieza a sacar la ropa. La misma ropa con la que fue a la panadería.
Deja la ropa que se sacó en el piso del baño, al lado del fregadero y entra a la ducha, corriendo la cortina del baño. Se para lejos del chorro del agua que escupe la ducha y va metiendo el cuerpo en el agua caliente, muy caliente, poco a poco. Primero las manos, luego las piernas para luego de repente meter la cabeza. Luego agarra el jabón y empieza a fregarse por el cuerpo. Primero se limpia todo el cuerpo. Luego agarra el shampú y se laba el pelo.
Se enjuaga muy bien y vuelve a correr la cortina transparente. Agarra la toalla y va hasta el espejo, ahi lo limpia con la toalla, dejando un buen lugar para verse bien la cara. Queda un circulo entremedio de lo empañado del vidrio. Se mira, se tiene que afeitar. Se seca con la toalla, primero el cuerpo, luego la cabeza.
Se pone la toalla alrededor de la cintura. Empieza a ponerse crema de afeitar en la cara. Primero con la mano derecha agita el pomo. Se lo pone por toda la cara, mirándose en el espejo. Agarra la máquina de afeitar y empieza el proceso. Los pelos caen en el fregadero blanco.
Sale del baño y camina con la toalla hasta el ropero. Una vez ahi se pone a elegir la ropa. Agarra una camiseta blanca, bastante gruesa, ropa interior, medias, la camisa y el saco. Luego va hasta el sillón y se empieza a poner la ropa.
Va hasta un espejo grande que hay cerca del pasillo, él no lo puso ahí pero le viene muy bien. Se mira, y se ve bastante elegante con su camisa blanca y su traje gris. Se arregla el pelo, se peina a la gomina. Luego va hasta la mesa y guarda los bombones que ha preparado en la cajita que le dio Wilmar.
Luego va hasta el pasillo y se pone el sobretodo que consiguió en la panadería y empieza a bajar la escalera. Entre tanto escucha el ascensor que sube, pero él se acuerda que dejo los cigarrillos en el piloto raído y lo va a buscar. Vuelve y los agarra. Baja definitivamente.
Se queda en el palier bajo techo, esperando el Taxi que lo venga a recoger. Espera fumando, tranquilo con una mano en el bolsillo y la otra agarrando cada tanto el cigarrillo. Miraba cada tanto el reloj pulsera que se había puesto hasta que noto que estaba roto y marcaba siempre la misma hora.
Miraba por las puertas de vidrio y empezó a notar que la nieve (Ya era nieve) se estaba juntando en el pasto, ahí era el lugar donde mas se notaba. La gente ya andaba por la calle y todos los que pasaban levantaban las manos y buscaban agarrar a algún copito, que les cayera en su palma abierta.
Él se queda mirando, y sale porque esta aburrido y quiere mirar la nieve de cerca. Abre la puerta y se para en la vereda, mira el pasto y nota como los copos se van juntanto en el pasto. Acerca la mirada y nota los copos y algunas pisadas allí. Luego un ruido fuerte para cerca de él, levanta la mirada y ve que estaba el Taxista en el auto, esperándolo. Se sube y arrancan.
En el auto se mira el sobretodo y nota que tiene nieve en los hombros y en los brazos. Sonrié.
Luego se queda fumando con la ventana un poco baja, y cada tanto tira la ceniza del cigarrillo para afuera. Saca un poco la mano por la venta medio baja y toca el cigarrillo para que caígan a la calle.
El auto hace el recorrido desde su casa hasta la tangueria del viejo Salas. El auto para en la vereda de enfrente y él nota que esta todo apagado; pero seguro, piensa, el viejo Salas estara tocando algunos arpegios dentro. Igual no baja, ve como la nieve golpea y se junta en los limpia parabrisas del coche. La nieve se junta de a poco en los limpiaparabrisas. Pero el Taxista cuando nota que se esta juntando demasiada hace mover el aparato y la nieve se diluje por los costados. El auto esta encendido en punto muerto para poder tener la calefacción encendida. Él tiene la caja de bombones en el regazo.
- ¿Me das un bombom? - Le dice.
- No... No te conviene. Tomá un cigarrillo. - Agarra el atado de colores rojo y blanco, se lo alcanza con un cigarrillo saliendo por el abujero. El Taxista lo agarra con la boca y lo enciende con el encendedor que robo él en la panadería. Se quedan un rato fumando en el auto con las ventanillas bajas, cada tanto entraba algún copo de nieve por la rendija que quedaba entre la puerta y el vidrio. Miraba la nieve y se siente viviendo en un sueño. Mientras con su mano derecha llevaba el cigarrillo hasta el cenicero, el cual ya estaba bastante lleno de ceniza. Miraba como empezaba a nevar cada vez mas fuerte. El Taxista también estaba absorto mirando el inusual espectaculo en los alrededores de la ciudad de Buenos Aires. Por un rato se puso a fantasear en estar en el obelisco jugando con la nieve en la plaza de la república, o caminando por la avenida de mayo, viendo como la nieve volvía a caer sobre sus centenarias veredas. Esa avenida de mayo de la que tanto hablaba Wilmar, cada tanto decía que su padre había desfilado con cientos de anarquistas ese primero de mayo. Que había estado en la semana trágica y tantas otras cosas.
Mientras sale de sus ensueños el Taxista agarra el cenicero y tira toda la ceniza por la ventana. Él le dice que lo venga a buscar dentro de un par de horas, que lo espere. El Taxista no se da por aludido mirando la nieve y como se va juntando nieve en los pastos y en los techos. La luz en la calle iba menguando y ya los autos andaban con los faros de posición encendidos. Él repite lo que le dice agarradándolo del hombro, ahora el Taxista sale de sus fantasías y le responde que él siempre estara al pie de cañon para cualquiera "de nosotros" (En referencia a él, a Wilmar y sus amigos). ÉL sin saludar abre la puerta y baja del coche. Luego, escucha que el taxi sale arando bastante rápido, y se queda parado en la vereda notando que la nieve empezaba a cubrir sus hombros. Por lo oscuro de su sobretodo.
Va hasta la puerta y la nota todavía cerrada. Cuando otro auto pasa rápido escucha algunas notas salidas de una guitarra, él piensa que seguramente es la de Salas, el viejo Salas que estara afinando la guitarra. Golpea un par de veces y luego le grita que lo deje entrar que se esta cagando de frío y luego lo putea un par de veces con insultos mas cariñosos que hirientes.
El ruido de la guitarra cesa y la puerta, unos segundos despues del cese de los sonidos de la guitarra, se abre. La luz entra en el salón mal iluminado, aunque la luz de la calle es poca. Entra y sabe que Salas esta atrás de la puerta que cierra una vez que él ya esta dentro, la luz ahora es muy poca. Le dice que encienda las luces, al rato las luces se encienden y se abre ante sus ojos la tangueria que tanto conoce.
Esta es un rectangulo muy largo y bastante estrecho de costados. Atrás tiene un escenario, unos centimetros mas arriba que el piso con un par de escaleritas de metal verdes a sus costados. A la derecha tiene la barra y atrás de esta están todas las bebidas, que en su mayoria son ginebras y bebidas blancas. En el medio del lugar están las mesas con sus sillas, bastantes precarias pero que cumplen su función, cada mesa tiene una vela en el medio que todavía están apagadas. La moza (Que son las dos hijas y una sobrina de Salas) que le toque a la mesa la prendera cuando las personas se sienten. En el medio, debajo del escenario esta la pista de baila que predomina. En las paredes hay fotos en blanco y negro de viejas glorias tangueras: Homero Manzi, Julio Sosa, Osvaldo Pugliese, Juan D´Arienzo, Mariano Mores, "Polaco" Goyeneche, el gran Enrique Santos Discepolo, Contursi; además de los infantables Carlos Gardel y Astor Piazzolla (Por el cual todavía se sucedían peleas entre los parroquianos).
Se dirige lentamente buscando en sus bolsillos el atado de cigarrillos sin encontrarlos. Intenta recordar si se los puso en algún bolsillo o los dejó olvidados en el auto. Decide que es inutil seguir buscando si no los encuentra en sus bolsillos. Se queda con ganas de un cigarrillo cuando ve a Salas caminar con su guitarra agarrada por el mango.
- Che, Salas. ¿Tenes puchos? - Le pregunta.
Salas sin hablar se acerca buscando en el bolsillo del pecho de la camisa, saca un atado importado y le da un cigarrillo. Salas sigue camino casi sin chistar y se sienta en un banquito que esta sobre el escenario y empieza a rasguear la guitarra y a cantar. Mientras tanto él se sienta y enciende el cigarrillo. Aparece el cantinero y le ofrece una copa (Los dos saben que no la pagará), acepta y al rato tiene en la mano derecha un vaso con ginebra (Por el frío del ambiente) y el cigarrillo en la boca. Mientras tanto escucha las palabras de Salas que canta con una voz muy afinada pero nada armonica. "Yira... yira..." es lo que canta, mientras él canta bajito para que su voz no se mezcle con la de Salas.
Se queda mucho tiempo sentado en su asiento mirando como la gente, muy contenta y hablando sobre la nieve, va poblando la sala. Va chequeando a todas las personas, mirando si las minas tienen algún valor para él. La caja de bombones esta sobre la barra, junto con su vaso de ginebra. Él esta con los brazos apoyados en la barra y sentado en su taburete, con las piernas en el piso y con, todavía, el sobretodo puesto. Al tiempo la sala esta llena y una tipica reemplazo a Salas en el esenario.
La tipica es bastante buena, le gusta bastante a él. El bandoneón lleva bien la música y la gente también empieza a bailar. La Milonga ese día esta buena y la gente reboza de alegría, él piensa que ese día va a tener suerte. A la larga no va encontrando nada que valga para sus fines. Mientras tanto ve como un par de hombres tienen un inicio de trifulca por una que ojeo a uno de los dos, aunque ninguno sabe bien a cual. El más guapo triunfa y el mas cagón se vuelve a sentar con sus compañeros. El mas cabrito baila bastante bien, y la chica lo sigue mirandolo a los ojos. Él los pierde de vista entre todas las parejas que bailan bien pegaditos, sin ningún extrangero que ande buscando turismo ni nada por el estilo. Es una milonga de criollos.
Al rato, al empezar a perder las esperanzas, nota un grupo de señoras muy bien arregladas que se sientan en una mesa muy cerca a donde esta él. Del grupo, una señora rubia de rulos cortos le llama la atención. Es la más paqueta, la que más se mueve y la que pide los tragos por todas. Esta se sienta dandole la cara a él, lo que aprovecha para mirarla a los ojos. Ella no los baja, se los sostiene. La moza le enciende la vela en la mesa y les entrega los tragos. Se escuchan las voces agudas de las señoras que rien y festejan las ocurrencias de una. Nota que la que él fichó tiene anillo de casada. Cada tanto ella levanta la mirada y busca la mirada de él. Se dice que es perfecta.
Espera el momento, ella toma dos o tres tragos y él se dice que es el momento de ir a por ella. Le mantiene la mirada esperando que ella le levante los ojos. Ella levanta los ojos y él la desnuda con la mirada. Ella los baja con verguenza pero luego los levanta pidiendo más. Él se saca el sobretodo y se lo deja al cantinero, también le deja la caja de bombones. Se levanta y se acerca a la mesa, las mujeres hablan de la nieve y se rien. Ella simplemente lo mira.
Él le tiende la mano cuando esta cerca de ella, y ella lo toma. Él, con movimientos fuertes, la lleva a la pista de baile y la aproxima a su cuerpo. "Ya esta" se dice él. Mientras la tipica empieza con una nueva canción que el cantor de turno destroza. Eso lo molesta un poco, pero su atención esta puesta en la mujer. Ella lo sigue bien, ella atiende a sus pasos y entiende de la danza, mientras la mano de él la tiene muy agarrada contra su cuerpo. Cadena invertida, giro simple, ochos adornados, sacada con traspié, ella lo sigue. Ella entiende.
La música termina y los ojos de él quedan arriba de los de ella. Ella le pide, él le demuestra. La agarra y se la lleva a la barra. Toman unas bebidas mientras las amigas de ella suspiran y le gritan groserias, él se hace el simpatico y su fealdad esta arropada por la belleza del baile y la oscuridad del lugar. Hablan y toman copas, él la saca a bailar de nuevo. Ella baila y él le da un beso. Ella le dice que salgan, que se vayan, que aprovechen lo inusual del día y que lo hagan historico. Él le dice que la lleva hasta su casa, ella luego de titubear acepta. La lleva hasta la barra y le pide al cantinero sus cosas. Este se las da y salen, luego de que ella salude a todas sus amigas.
Salen y él hace como que para el Taxi. El Peugeot 504 blanco aparece al rato, y ellos se sientan atrás. El Taxista le dice a donde y ella le da la dirección de su casa. Hablan y cada tanto se besan en el asiento trasero. El auto rapidamente llega a la casa, y ellos bajan. Él hace como que paga y por eso se queda un rato mas, le dice que le de una hora o hora y media, que luego vuelva. El Taxista le da el Ok, y lentamente con las luces encendidas se va, mientras la nieve deja de caer sobre la ciudad.
Ella abre la puerta nerviosa sin encontrar las llaves, entran y se besan, mientras caen en un sillon de cuero de dos cuerpos. Mientras la besa él mira la casa y nota que es muy bonita, con muchos muebles de lujo y un montón de fotografias. Ella luego se para y baja los portarretratos, para que no nos vean, dice. Él agarra la caja de bombones y le ofrece, ella dice que no debería. Él incita a que tome uno. Ella dice que sí, pero solo uno. Le abre la caja y se la deja. Ella come uno, y diciendo que esta muy sabroso agarra otro.
Él se acerca y la empieza a besar, todo se va volviendo mucho más fogoso, mientras él le saca la ropa lentamente. Ella le dice que espere un poco, y agarrándolo de la mano, como una adolecente lo hace subir las escalares, mientras cada tanto lo besa y él la pellizca. Subiendo como pueden, y perdiendo algunas ropas en el camino, llegan a la habitación mientras ella cae en la cama y el se desnuda. Ella lo agarra y lo besa, le muerde las tetillas. Él se dice que la vieja esta bastante bien, y ella se desnuda dejandose el brasserie de seda artificial y transparente. Ella lo agarra y lo empieza a besar. Hacen el amor. Luego, al rato, ella queda profundamente dormida, mientras el se vuelve a vestir rápido y se pone los guantes que tenía en el bolsillo trasero del pantalón de vestir.
Primero se dirige al alhajero que vio; encuentra varia alhajas que se pone en los bolsillos del saco. Luego se pone a hurgar entre las ropas de ella y luego entre las de él. Encuentra una cajita pequeña de cuero escondida detrás de unos pulóveres y jerseys. Tiene un pequeño candado que no reviste ninguna dificultad para abrirlo. Con su gansua lo abre en dos periquetes, encuentra dentro varios miles de dolares y de pesos. Los saca y se los pone en el bolsillo del pantalón. Ordena mas o menos bien las ropas que había revuelto y recorre la casa buscando algun otro valor. Se asusta cuando entra a la cocina y un perro le ladra desde el fondo de la casa. Luego del primer escozor, sigue su camino por la casa. No encuentra mucho mas, y se dice que la casa fue una buena faena. Agarra su sobretodo que seguía tirado en el sillón y se lo pone. Camina hasta la puerta y vuelve a ver los portarretratos tapados, los levanta y ve a la familia de ella. No le produce nada. Solo era curiosidad.
Se sienta en una silla por la cual puede ver a la vereda y al rato ve el Peugeot 504 que aparece. Abre la puerta y sale. Entra al auto y le dice que vayan al bar del Gallego. La nieve ya no caía sobre la cuidad y el día ya era martes diez de julio.
Llegaron temprano en la madrugada y ahí el Taxista lo dejó porque le dijo que tenía que ir a dormir. Antes él le pago con lo que había conseguido de la cajita de la mujer. Él entra al bar del gallego y se sienta en la barra. El Gallego sin hablarle le da una ginebra y luego otra. Él no piensa en nada, solo toma.
El amanecer va encontrando a la mañana en el deshielo. Cuando sale nota como la nieve de los techos se esta derritiendo generando una leve lluvia que viene desde los arboles y los techos. Se queda mirando la nieve que va perdiendo su batalla contra el sol. El Gallego le dice que fue un hecho unico y tal vez irrepetible en sus vidas. El afirma con su cabeza. Vuelve a entrar.
Las ojeras empiezan a ganar espacios en su cara. Se saca el sobretodo y antes pasa todo lo que había conseguido a los bolsillos internos del sobretodo. Los guantes también se los saca y los dejan en los bolsillos del sobretodo. Le da el sobretodo al Gallego y le dice que se lo guarde. Este, como ya ha hecho muchas veces, se lo guarda en la oficina que tiene atrás de la barra.
Él se queda tomando hasta bien entrada la mañana, hasta que se da cuenta que ya hace casi un día que esta despierto. Luego recuerda su siesta en la tarde. No le importa. La gente a sus costados habla de futbol y de la nieve. La selección juega en breve y todos evaluan las posibilidades del equipo nacional.
Ël se para, un poco borracho, cuando dos agentes lo agarran de los brazos. Él no se queja ni nada, solo se deja llevar al patrullero y lo meten atrás. La camioneta Toyota, toda destruida empieza a recorrer las calles de la ciudad. Le dicen que no pueden creer que otra vez haya vuelto a las andadas. Él le dice al Sargento Ramirez que no sabe de lo que habla, y este le dice que no se haga el boludo. Él se rie. El Sargento Ramirez le dice que por lo menos ahora tienen una estufa electrica que se la pueden prestar. Él agradece. Charlan vicisitudes durante el camino a la comisaria segunda.
Una vez allí saluda con un beso o con las manos esposadas a varios de los agentes que están allí, lo llevan a la jaula diciendole que era la esposa de un concejal bastante pesado. Él dice que no sabe de lo que hablan, el sargento Ramirez le dice que hace bien, y gesticulando no con la cabeza sale. Al rato entra un policia y le deja la estufa electrica cerca suyo. El agradece de nuevo, sabe que peleando no va a ningún lado, y que en esa comisaria lo tratan mucho mejor que en la quinta.
Luego entra su abogado. Leon Febles, un amigo mas que un letrado se sienta también cerca de la estufa.
- La verdad que esta jodido, pero por ahora no hay pruebas.
- Sí. No hice nada.
- A mi no me jodas. - Le dice Febles, con una sonrisa y mirando para todos lados.
- Bueno.
- Date cuenta, che, estas como en el deshielo de tu carrera. Te estas derritiendo, ya no estas ni tan bonito y ya todos te tienen junado.
- Sí. La verdad es que sí.

Fin.

3 comentarios:

l dijo...

Es un nuevo m�todo de "nada-pasa", o tengo que esperar que est� terminado para darle una significi�n?
En tal caso, me gusta el "nada-pasa". O el "solo me hace imaginar que las tiras de asado estaban ricas".

Saludos desde el tranoc�anico.

l dijo...

Maravillosa la descripción del mate, S.
Lo felicito.

l dijo...

Cabe, sin dudas que si, decirte feliz dia del amigo a vos.
Te amo tanto que se me caen las medias de verguenza.