Suaznabar está parado frente a su biblioteca mirando los libros que están en los anaqueles. Algunos están acostados, algunos están parados y otros están encima de otros libros, generando pilas interminables de lomos. Los mira mientras Julia lee un libro cómoda sentada en un sillón. Debajo de una hermosa lámpara que le robaron a la madre de Julia de su casa. Cada vez que la madre de Julia va a su casa, le reprocha como les sacaron esa lámpara que a ella tanto le gusta.
Julia por ninguna razón en especial levanta la cabeza y lo mira. Lo mira largo y tendido, sosteniendo con su dedo índice la página que estaba leyendo. Luego, formalmente pone un señalador negro y rojo con un imán que sostiene el lugar.
- ¿Qué estás haciendo?
- No sé qué leer. Ayer a la noche mientras dormías y no me veías, termine el libro que estaba leyendo y no sé qué leer.
- ¿No me pensabas preguntar? – Le dice Julia ofendida, ya que ella es la que decide de una lista que libro es el que él va a leer luego. Normalmente Julia siempre elige el libro que sabe que S quiere leer.
- No. Pensé que te iba a molestar. No te quiero molestar.
- No me molestas, tonto. Te amo. Decime. Me gusta ayudarte.
- Las opciones son las mismas de hace un tiempo. – Le dice S dándose vuelta para mirarla.
- ... – Dice Julia.
- Bueno, igual no lo voy a empezar a leer hoy. Bah. No creo. ¿Vos que estas leyendo?
- Lo de siempre. – Le dice ella.
Él con una sonrisa se le acerca lentamente, juntando las manos.
- Y te encaaaaanta ¿No?
- Sí. Me encaaaaanta tanto como siempre. - Ella se ríe del chiste interno, se queda con una sonrisa dibujada en su hermosa cara redonda un buen rato.
Hace frío afuera y una leve llovizna hace todo resbaladizo. Suaznabar se aleja de ella, después de dejarle un beso en la frente y se acerca a la ventana. Se queda ahí petrificado mirando para afuera. Julia se pregunta qué estará mirando, pero conoce a S, sabe que algo tiene planeado.
- Voy a caminar. – Le dice él sin mirarlo.
- Esta feo, S. – Quédate conmigo hoy a la noche.
- Voy a estar con vos hoy a la noche. – Le dice Suaznabar sin mirarla. Ella se sonríe porque sabe que es cierto. - ¿Adónde vas?
- Por ahí. Donde me lleve la corriente.
- No quiero que nada te pase. – Le dice ella con un dejo de preocupación, pero sabe que lo va a hacer. Lo conoce, sabe que le va a hacer bien, que le trae paz mental. Siempre vuelve.
- Nada me va a pasar... Dice y con una sonrisa agrega: Si algo me llega a pasar, cásate con Wilmar, ¿Te parece?
Los dos se ríen, no con grandes carcajadas sino con sonrisas a medias. Sonrisas de entendimiento de enamorados.
- Lo decís porque él no cree en el casamiento, en la monogamia. No sé si cree en el amor.
- En el amor, cree. Lo sé.
Él se pone el piloto y se anuda la bufanda negra alrededor del cuello. La bufanda es larga y le da varias veces vueltas para que nada de su piel se quede a la intemperie. Agarra un paraguas azul todo roto por el perro que esta al lado de la puerta y la saluda.
- No hagas ninguna locura. – Le dice. – Cuídate mucho... por mí.
5 comentarios:
sabía que te conocía de algún lado...
tal vez Marruecos?
me gustó el texto, lo que no entiendo es el extraño sonido que emitían los personajes antes de hablar...
Como el relato son los cucos que me asustan de las relaciones de pareja.
Ay! Ay! Ay! Deberìa ser bonito y a mì me da asfixia...
En fin, voy a tener que andar con el broncodilatador en la cartera.
Salud!
Extraña relación y hermoso final
Para ser sincero, yo que los conozco a los dos, debo decir que están en el momento más raro.
La verdad es que escribis muy bien, excelente entrada!
Saludos
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