miércoles, julio 16, 2008

Muerte blanca, amor azul

La primera vez que te vi estabas llena de vida. Rebozante como siempre, ese mismo día conocí a sus hermanas, pero la verdad ella era la más linda. Era de una familiar de sangre azul, de dos apellidos y extranjeros. Yo no sé que hizo que yo me enamorara de ella al instante, en ese mismo segundo en que la vi. No sé qué fue, si fue que un asteroide chocó con un planeta, si hubo una supernova o si un universo se moría. Yo no lo sé. Me acuerdo que ella se veía hermosa.

La verdad que la notaba llena de vida. Esa primera vez fue en una librería del centro, ella había viajado bastante para estar allí. Hice todo lo necesario para llevarla a casa, la verdad, que debo admitir, que no me fue fácil...

Todos piensan que si el amor es compartido todo se soluciona, pero yo sé que no es así.

A nosotros nos costó nuestro amor.

A nosotros dos nos costó nuestro amor.

Ella accedió y vinimos juntos par casa. Me acuerdo esos primeros momentos tan eróticos, tan asensuales pero con tanto orgasmo. Mi mano siempre sobre su cuerpo, recorriendo sus curvas y acariciando sus perfectas líneas.

Ella tenía una vida limitada. La vida que corría por sus venas era poca y cada vez tenía menos, nuestro amor siempre tuvo un tiempo limitado y por eso siempre intentamos disfrutar al máximo nuestros momentos de gozo.

Siempre supimos como funcionaba nuestro amor, siempre y por eso lo practicábamos de la misma forma. Llamenos rutinarios, pero así era la mejor manera.

Hoy cada vez veo más cerca el momento de su partida, es así porque puedo medir su vida, su corazón esta endeble y esta perdiendo su sangre patricia de color azul por la boca, la pobre lo único que hace es manchar todo, y la pobre sin intención mancha mis manos. Las cuales están sucias de sangre. No es que yo la haya matado, yo pienso que así debía de ser, pero nunca lo calábamos. ¡¡OH, nuestras charlas!!!

Nuestras charlas siempre fueron sobre los temas más banales, como yo era escritor, y digo pera porque desde que la conocí solo puedo escribir incoherencias sobre el amor. Literatura, y amor de eso se trataba nuestra vida y ella me daba las más hermosas ideas.

Y ahora veo como en uno de nuestros momentos orgasmicos su vida se va acabando, su vida se desvanece ante mis ojos... Veo que ya no veo nada, todo es blanco y la verdad que no puedo admitirlo... Todo es blanco.

Blanco el color de la muerte.

Azul el color de mi amada.



(Y sí, vos sabés a qué viene esto. Sí. Pero no tiene que ser así. El azul estaba de antes)

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Es el mismo de siempre? O tiene retoques?
Siempre me pareció una imagen taan poética. Taan poética.

No sé si sabías, creo que no.
En taller literario, siendo aún una niña, una vez dije que escribir era subirse a un cartucho y salir cabalgando.
Desde este texto, siempre se me superpusieron las dos imágenes, y me cuesta no imaginar a ese cartucho agonizando.

g. dijo...

Te respondo.
Es casi el mismo de siempre. Tiene algún que otro retoque, algunas comas fueron cambiadas por puntos. Agregue un par de oraciones, las del final y algunas del medio.
La esencia es la misma.
Y, no. Esa historia nunca me la habías contado. Se ve que todavía nos faltaban cosas por conocer del otro...
Te pregunto: ¿Por qué no dejas tu nombre? ¿Cuál es el prurito? Aunque yo, Castor, siempre sé que sos vos. Yo sé desde la tercera palabra si sos vos, por ejemplo en blogs que yo no debería leer.

g. dijo...

Ah, también le cambié el nombre. El anterior: "Ojo, rojo, Sangre..." no me gustaba. Y creo que lo cambié para llamarte la atención.
Y, bue... Supongo.