Mientras trabajaba el otro día, una mañana (Como siempre una mañana), una imagen vino a mi mente. Llegó para estar ahí y se quedo en mí. Era algo que hacía mucho que no veía.
Caminando, sin buscar, sin querer “ver”, “vi”. Entonces la vi. La vi otra vez. Estaba sentada en un patio cerrado. Un patio interno. Ella estaba ahí. La “vi” sentadita, debía de tener un año más o menos. Era la imagen de mi hija no nata, la imagen que creaba yo de mi hija cuando, en las conversaciones que teníamos, hablábamos e imaginabas sobre ella y todo el futuro, tan grande extenso e imposible de ver.
Pero la vi.
Esa mañana, no fue un sueño, fue una visión, una imagen. Fue una de esas imágenes que vienen por un segundo a tu mente y se queda allí haciendo eco contra las paredes de la mente. Pero en la conciencia me la pude sacar de la mente, por más preciosa que se haya visto. Recuerdo que ella estaba sentadita como un indiecito, moviendo su mano y jugando con algo. Estaba sola y, supongo, que me miraba a mí y, también supongo, que yo la miraba. Pelo largo lacio castaño, ojos marrones bien abiertos (Genéticamente tenía que ser así) y una muy hermosa sonrisa que iluminaba toda su carita redonda. En la mañana también trabajando fue como la perdí de vista y no volvió. Aunque la ternura de verla, el amor todavía no profesado por ella me iluminó la mañana. Me quedé con un dejo de alegría.
Pero el otro día, volvió en sueños. Me pareció extraño. Inesperado. La imagen era la misma. Ella estaba allí, sentada pero además ahora estaba yo a su costado. Yo estaba con una barba rara, que nunca será la mía, una barba que no son sólo motas de pelo sino que era un barba en serio. Ella estaba sentadita en forma de indiecito y los dos jugábamos. Yo le extendía la mano y ella me la chocaba con la palma abierta. Mi mano era inmensa contra la suya. En el sueño ella luce un pulóver tejido a mano color rojo, y supongo que la que nos mira, o nos graba, es la madre (O la que iba a ser la madre). Que esta fuera de plano.
Jugábamos, ella reía en un tono dulce. Más o menos un añito, y se nota que era invierno porque los dos estábamos muy abrigados, aunque estábamos en algún lugar (Que yo reconocí) cerrado. En algún momento ella empieza a caminar, dando esos pasos muy dificultosos, los pasos de una niña que aprendió a caminar hace muy poquito. Da unas vueltas alrededor mío y se cae, pero en vez de llorar, se ríe y me mira a los ojos.
Luego, al rato. Yo salgo del plano. Porque siempre la visión fue la misma. La “cámara” no se movía, intuyo que me la quedo mirando, a mi nena. La veo, pero de pronto, ella sin moverse se empieza a alejar de mí. No es que ella no se va, sino que cada vez está más lejos. Se empieza a alejar de donde yo estoy pero no me veo. La veo igual, sentadita en forma de indio (Ya volvió a su primera posición), mientras levanta la manito y me saluda. Y cada vez la veo más de lejos. Siempre sentadita, pero sonriente, bonita, hermosa, con unos deditos hermosos. Y se va, hasta que lo último que veo es que lucía su pulóver tejido a mano color rojo.
Más no recuerdo.
Más no hay.
Me quedé pensando en qué significa eso y llegué a una conclusión. A una conclusión fácil: Que mi inconsciente me está diciendo algo. Pero además me quedé pensando en cuánto el sueño tiene que ver con la primer escena que me vino cuando estaba despierto y caminando por la calle. Porque estoy medio convencido que el sueño terminó siendo un eco de lo que mi imaginación depositó en mi mente como imagen ese día.
6 comentarios:
Uia.
A mí me pasó algo similar, hace un tiempo.
La vi, en la calle, caminando adelante mío.
Supe que era ella.
La saludé y me devolvió el saludo.
Parece que ustedes dos tienen el síndrome de las "visiones de Johanna", che.
Les dejo saludos a los dos, hace tanto tiempo que no tomamos unos mates, che!
sí, me acordé de Timecop, pero no dije nada porque no la vi!
y claro que hablé con Nelsi. De hecho, estas "Reflexiones sobre el tiempo" salieron luego de una charla con él sobre Volver al futuro, cuando preparábamos nuestro seminario sobre Borges y la filosofía, junto con la señorita arriba firmante
saludos
Hoy me imaginé con mi hijo (inexistente) en brazos, me gustó, pero falta bastante todavía.
¡Saludos!
Que lindo relato de un sueño, las palabras me fueron transportando a la descripción perfecta, era como estar ahí y verte junto a Lucia...
A mi ya sabes que me suceden esas cosas con frecuencia, de verme o sentir cosas del ayer, y de mucho antes...Pero también me he visto embarazada, aunque lógicamente una no sabe si es la expresión de su deseo o es algo cabal, a la premonición me refiero...
De todos modos, puede q yo este medio sensible pero realmente este relato emociona... Bellísimo.
Bueno, en cuanto a lo que decís por allá me pareció excelente esto: “Porque en algún momento tiene que llegar el punto en que hay que volver, el que tenemos que salir de nuevo”... claro, que si, y cada vez esta mas próximo, cada día que pasa es un paso menos que queda por hacer hasta la felicidad q se que a cada uno nos aguarda, inexorablemente.... No fue solo una percepción la tuya, fue la interpretación exacta una vez mas, de lo que quise expresar con mis letras...
Te dejo un abrazo siempre cercano, me alegra que estés acá, y que yo también este en el mismo sitio....
Quiero comentarte algo inteligente, algo memorable, algo digno de vos, en este instante. Pero no puedo, no se. Puedo decirte que las sensaciones que me dejaste al leerte son miles y maravillosas. Hacía mucho que no leia algo que me llegue tanto.
Yo tambien los he visto, hace un tiempo, a los míos, y los de él. Pero esa es otra historia.
Sin palabras G. Gracias por eso.
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