lunes, marzo 29, 2010

Pasavento

X.

Soy Dylan O'Keefe. Y eso es algo.

X.

Y tus palabras suenan tanto a una despedida.

X.

Terminé de leer Doctor Pasavento, eligiendo para leer luego las 1100 y monedas de paginas de Vida y Destino. Me quedó pensando en desaparecer y te pienso lejos, en otro continente, en otra hora y en otro tiempo, en otro entorno. Lejos. Te amo, tanto como el año pasado, y miro el año pasado - otro tiempo - y sé que si miro un año atrás, justo un año atrás, no te voy a ver. No te voy a ver en presencia porque no estabas vos acá ni yo estaba allá. Y hoy, allá lejos siento que vos estás allá y yo acá, lejos.

X.

Estas en el momento ideal para desaparecer. Para ir diluyendote entre personas ajenas. Por lo pronto, si lo pensas, sos otra. Una que no habla castellano y que se puede llamar algo así como Virigina Woolf. Aunque el nombre genere suspicacias sólo estarías desapareciendo un poco, Viriginia sos, aunque no sos tan Virginia como sos Vivi.
Entonces podes ir variando los nombres en tu viaje. El viaje es el momento propicio para desaparecer. Y para desaparecer hay que dejar de aparecer.

X.

Sólo hay que buscar lo que se repite, las cosas se repiten pero uno (tal vez por pequeñas, o diminutas) no las ve. Entonces qué se repite como esa calle de París o Siria. Si lo llegas a notar, tal vez estás viviendo una ficción y estés más cerca de ver al autor que nos junta y nos separa, ese autor que anda por ahí y que quizá (Sólo quizás) seamos vos y yo.
O quizá las veas porque las querés ver.

X.

Hoy encontré la remera negra. Estaba desaparecida desde hace más o menos un año. Es una remera comun, negra de mangas largas como tantas otras. Pero estoy bastante confiado que a esta hace, más o menos, un año que no la veía. Menos entonces la usaba. Si hay tantas remeras negras cómo puedo estar seguro que esta no estaba allí.
Cómo puedo estar seguro que estaba desaparecida. No lo sé, pero sé que lo estaba. Ahora que lo pienso quizá estaba ahí perdida entre el montón de ropa que es mi placard. Y si estaba ahí no debía estar perdida, debía de estar desaparecida porque yo no la buscaba.
Y hoy apareció, sin que la busque.

X.

Y me pongo a pensar, que vos no podes desaparecer nunca de mí. Porque tal vez Andrés Pasavento, el doctor Pasavento, el doctor Ingravalabo, el Doctor Pynchon, el doctor Pinchon, ellos sí podían desaparecer era porque nadie los buscaba. Nadie notaba que ese no estaba. Y sí ese no está, porqué va a estar desaparecido. Para estar desaparecido alguien tiene que notarlo.

X.

Me replanteo todo y me digo que vos nunca vas a poder desaparecer del todo para mí, porque yo te voy a buscar. Aunque en realidad una parte siempre estará conmigo. En los huecos, y recovecos, de las cosas yo te busco. Te encuentro en citas en inglés de Virginia Woolf que aparecen sin decir palabra en lugares donde vos estabas, donde vos visitas sin demostrarlo.
Entonces no podes desaparecer, porque se siente tu ausencia.

X.

Cuando nadie te busca podes desparecer, podes dejar de ser. Eso le pasaba a Pasavento. Él dejó de ser; mientras que vos podes cambiar de nombre en Granada (Y llamarte Adela) que nunca vas a dejar de ser, porque alguien (por lo menos uno) te busca.
Yo.
Yo te busco.

X.

Un año atrás, dónde estabamos.

X.

Una año en el futuro, dónde estaremos.

X.

Me pasa que a veces pienso que estoy igual que el año pasado. Que todo fue un sueño. Que estos meses desde finales de marzo hasta principios de julio ("Julio viene frío" dijo alguien en la tele, y yo le respondí "Si Julio viene frío abrigalo") fueron una ilusión, que vos no estabas pero que yo te sentía.
Y a veces, cuando me siento igual que el año pasado, me doy cuenta que no es así. Por suerte hay objetos que denotan tu presencia. Tu presencia en estos meses. Encuentro tus letras - Que son un recordatorio que no estuviste conmigo, esas letras no son mías - en los margenes de los libros, veo las llaves medio escondidas arriba de los libros. Y ahí te encuentro y esos objetos me dicen que te fuiste sólo para volver al rato.
Porque allí está Saer por Saer y ahí está el maginificamente corregido texto del otro día. Y eso yo sé que hace una semana lo escribí, entonces cómo voy a pensar que vos no estás; que desapareciste.

X.

Y me doy cuenta que te amo tanto como a esta altura el año pasado.

X.

No.
Me doy cuenta que te amo más que el año pasado. No porque el año pasado te haya dejado de amar a esta altura - nunca dejé de amarte - sino porque hoy te amo más. Porque no tengo ningún miedo y aunque a veces te pongas mal porque alguna otra chica diga cosas lindas sobre tu esposo, vos sabes que es tu esposo y que te ama a vos. Solamente a vos. Y que hace más de seis años que él te ama a vos, solamente a vos. Que te ama tanto que cuando no estuvo con vos, más o menos un año. Y si miro un año atrás lo veo a él y te amaba igual.
Nunca te dejó de amar, aunque muchas veces dijo que no estaba enamorado de vos - más que nada para no parecer loco, o en un intento de superarte, como si eso fuera posible.

X.

Dónde buscarte si desapareces.
Supongo que llevaré un trayecto literario. Tal vez te busque por toda Granada, en los desiertos de García Lorca. Tal vez no te encuentre allí pero encuentre los ecos del poeta que ha muerto fusilado, o hasta pistas que vos has estado por esos lares. Una carta en su tumba. Una caricia en su casa natal. Encontrándote en el insoportable calor andaluz, en un romance de gitanos. Quizá te encuentre en una cueva donde una vieja mueva toda su alma en un baile deseprado, en un Flamenco desgarrado con ropas rojas y gritos inmortales.
Encontrando quizás citas de una tal Woolf en un bar de tapas, o algo por el estilo. Entonces me replantearé la busqueda y quizá me vaya a París a buscarte sabiendo que allí hoy no estarías, porque hoy no sos más una chica francesa. No serías más esa que andaría por París buscando los pasos de Cortázar.
Te buscaría en España. Porque allí estas. Tal vez en Castilla-La Mancha. Entre los molinos de viento que son esos trágicos seres que había que ir a atacar. O quizá te busque en el país vasco, bajo el árbol de Guernica. O quizá te busque en el Reina Sofía. Tal vez estas debajo del Guernica de Picasso, ahí tirada escuchando el sonido de las bombas y la muerte.

X.

Tal vez no quieras ser encontrada.
Entonces te buscaré donde nunca estarías. Todavía no sé dónde sería eso.
Tal vez en Temperley.
Me da miedo pensarlo, pero tal vez te tendría que buscar detrás de mí, fuera del alcanza de mis brazos, besos y abrazos. Tal vez te tengo que buscarte donde yo nunca estaré, y eso sea en tí.

X.

Y entonces me doy cuenta que te amo. Que estas, aunque no estes. Que hay miles de cosas que me dicen que vos estás. Y yo lo sé.
Encuentro las pistas y los vestigios mañaneros de tus amares y tus te amos en los lugares sospechados. Aunque no me leas los cuentos que me autogenero, aunque no me encuentres hoy ni mañana ni pasado.

X.

La voz latosa a través del teféfono me dice que sos vos. Pero lejana. Estas tan lejos que asusta. Son unos segundos. Todo pasa tan rápido que no tengo ni tiempo de decir palabras - aunque te haya mandado ayer un mensaje de texto, que creo que como muchas otras cosas, ha desaparecido en el eter, porque estoy seguro que no te llegó - porque vos vivis en otra realidad. En otro tiempo. Vos vivis en el futuro, lo sé. Sé que si te pregunto me podrías decir qué pasa cinco horas antes de que yo las viva.
Otra vez, yo sé que yo voy atrás tuyo, como el año pasado. Te corro y siento que no te alcanzo.

X.

Hasta una tarde de marzo que apareces por la derecha, y me abrazas sin que intente besarte. Como un medidía de Agosto en que te abrace y te bese; y me pierda en el fundido fulgor del amor. Sabiendo que te agarro y no te suelto, porque vos sos lo único que yo quiero, lo único que yo deseo, porque con vos (Sólo - y no solo - con vos) yo soy lo que quiero ser.

X.

¿Cuánto será ficción y cuánto realidad?
¿La ficción no es realidad?
¿Cuándo será ficción y cuándo realidad?

X.

Y yo no quiero que desaparezca lo más que puedas, espero que sea sólo desde esa última carta hasta mañana en un rato cuando ya no puedas más y haya sido sólo unas horas las que no estarás conmigo.

X.

Ahora yo desaparezco por un rato, me convertiré en algún ser que describo o tal vez en un hombre que controlo. Todavía no lo sé, pero sea quien sea, yo sólo me muevo para el frente porque quiero llegar a encontarte.

X.

Si es que alguna vez lo logro. Ya que hace tiempo que no te veo, Vivi.

X.

Si es una despedida, me despido aunque no lo quiera, aunque no creo poder. Me despido.

X.

Soy Dylan O'Keefe. Y eso es poco.

Agosto 2009

1 comentario:

Eclipse dijo...

"basta que alguien me piense
para ser un recuerdo".
O. Girondo

me entristeció leer esto.
no sé por qué.
serán estos días míos de profunda melancolía, no sé.
pero igual me gustó, eh.
y te debía la lectura. ahora voy por el otro.