Es una clásica historia de amor. En alguna medida casi todas las películas lo son. Salvo cuando son de guerra, pero en algún lugar, siempre hay un pedacito para el amor. Aunque sea nada más un minuto donde el soldado está de licencia y se encama con una prostituta francesa que luego resulta ser clave para destruir los planes del malvado enemigo nazi. Entonces es una historia de amor. Chico conoce chica, se enamora perdidamente. Chica se enamora de chico. Pero ambos no pueden declarar su amor. Más que nada por ellos mismos.
Será filmada con poco presupuesto porque los personajes son típicos de las historias de cine independiente norteamericano. Un poco excéntricos y alunados. En la presentación, mientras suena alguna música independiente compuesta especialmente para la película de alguien que luego se hará muy famoso y firmará con un gran sello internacional, haré planos cortos sobre los personajes. El camino que recorren, el ojo de chico, los ojos de chica, un detalle en el vehículo que los trasporta, el pelo de chica desde atrás, el zapato de chico sobre el acelerador, los dedos de chica sobre la libreta, una bailarina hawaiana bamboleándose al compás del movimiento del vehículo. La música se irá lentamente desvaneciendo con la cámara fijada en la bailarina con su pollera de ramas secas y tocando el ukulele. El plano se hará terriblemente largo, además de la bailarina se verá el camino que llevan y el vidrio algo sucio, hasta que no haya más sonido que el rumor eléctrico. Se sienten los movimientos incómodos de ellos dos pero no se dicen palabras. Hará un giro, entrando en una calle de adoquines, la bailarina bailará frenéticamente. Los autos lo pasarán por el costado. Ya no hay títulos, mi nombre, cómo director, escritor y productor, fue lo último que leímos.
Los nombres pueden ser o terriblemente comunes o terriblemente excéntricos. O una mezcla entre ellos. El primer fade-out se dará cuando ellos dos bajen del vehículo, que es un carrito eléctrico, como uno de golf, de la Municipalidad de Lomas de Zamora. Son empleados municipales.
Se me ocurre que durante toda la presentación pueda haber un espejito –o varios espejos- en el habitáculo del vehículo. Y que en ese espejo –o en plurales- se vea la cámara, como componente ficcional de la historia. Como una burda forma de mostrar la metáfora explicita en la historia que la película cuenta.
Sería una forma de destruir, algo sutilmente, la cuarta pared que sea hace tan presente en el cine. Mostrar la cámara en espejos, encontrar un micrófono en la ropa o en el cuadro, pero nunca que los personajes hablen con el espectador. Eso no. Porque ninguno de los personajes soy yo, pero en realidad esa es mi historia.
Hacerlo de alguna manera algo sutil, que el espejo esté escondido o que sea como un dèjá vu solamente por unos segundos. Algo así para quebrar las paredes. Para ser algo más que una simple película de amor independiente. Porque la historia de amor que estaría contando es la mía pero con un cambio. La de chico y chica sería un amor sin palabras, totalmente enamorados, pero que se da por miradas en roces. Y mi historia de amor es una que sólo tiene muchísimas palabras. Una historia de amor en donde te digo que te amo pero no te lo muestro, donde nos tocamos pero no nos sentimos. Pero en las dos historias hay algo que no permite que ese amor llegue a su verdadero puerto, si es que tienen que tener alguno.
Lo principal a mostrar es la ausencia de sonidos. En el vehículo o entre ellos. Muchas veces, casi todas las veces, la interrupción del silencio (Si ese concepto pudiera llegar a existir en al ciudad) es por factores exógenos. Los autos que pasan por el costado, el sonido de un colectivo abrir las puertas en la esquina, el frenado de algún camión de basura, el viento cuando está fuerte. Demostrar que las palabras a veces no son necesarias para generar un amor profundo o duradero. Estos dos personajes están terriblemente y profundamente enamorados el uno del otro.
Chica siempre parece mucho más ensimismada ya que sólo lleva la planilla y anota cosas que nosotros no sabemos qué son. Tal vez la chica tiene ansias de poeta, porque siempre enfrente suyo tiene libros de poesías. Byron, Pushkin, Galvin, Castellanos. Libros que no lee, pero que están ahí como parte del ambiente.
Por lo demás no sabemos mucho de ellos, pero sí tenemos la impresión que por las pocas e inhabituales palabras que ellos intercambian el uno con el otro que ellos sí saben muchísimo sobre ellos. Sus gestos y su química es esencial en esto, por eso del casting dependerá mucho el futuro de la película.
Al final del día el la mirará cómo se pierde entre la multitud de gente que hay en el garage de la municipalidad. Caminará tranquilo hasta el bar, en donde lo esperará su amigo del alma que tiene un trabajo extraño (Algo con botánica o física). Ella por otra parte subirá las escaleras hasta la oficina de su padre, que tiene un cargo político. A él no lo veremos ya que los planos serán cerrados en la belleza de ella. Se escuchará la conversación por detrás, quizá ni siquiera están en la misma oficina y chica lo espera en la ante sala o algo así. Se escuchan negocios turbios y corrupción, para mostrar la parte que siempre se muestra de la política. Además lo podemos mostrar como dos almas –chico y chica- inocentes metidos en un mundo corrupto.
Por eso siempre hay espejos. Para que se vea la cámara. Además toda la ciudad es un espejo. Si no es el espejo retrovisor, es una vidriera espejada o el espejo del baño. Para que se me vea. Para que ella me vea y sepa que soy yo.
Porque ella sabe que yo la amo. Yo sé que ella está enamorada de mí. Pero sólo podemos hablar el uno con el otro. Y yo le conté a ella, antes que a nadie, el proyecto de película. Aunque sólo tenía los dos personajes y el principal escenario. Quisiera que ella pudiera develar el secreto entre chico y chica. Porque el final es feliz. Pero es más que nada porque sé que el final entre ella y yo no lo va a ser.
Pero yo la toco sin que ella lo sienta y le hablo sin que me escuche. Y ella me abraza sin que note sus brazos en mi cuello y me besa sin labios. Con su nombre inusual que lo susurro mientras se la beso. Ella entre mis brazos sin que la sienta.
En algún momento, rápidamente en el metraje, pasará algo que cambiará el statu quo de la situación de ellos dos. Todavía no está del todo decidido pero supongo que tendrá que ver con que el padre consiga meter una licitación de autos para los policías municipales, lo que hará que el trabajo que hacen chico y chica no sea necesario.
Chica empezará a estar mal cuando van a trabajar y él la mirará pensando en que algo la tiene preocupada. Pasarán los días y chico la interrogará con la mirada pero ella está aún más esquiva y en esos días estará leyendo Evgeni Oneguin, que dejará como siempre en algún lugar frente a la cámara, cerca del parabrisas.
A la larga, y en boca del amigo de chico, escuchará que piensan licitar autos para hacer el trabajo que hacen ellos. Léase, vigilar las calles y pasear. Aunque él nunca lo consideró así, ni hacen nada cuando ven –y esto en la película se mostrará en repetidas ocasiones- robos, autos mal estacionados o problema de transito –ellos pasan rápidamente por esos lugares sin prestar atención a eso. Esto tal vez hará pensar a chico que el tiempo se le acaba para declarar el amor que siente por chica. Pero pensará en cómo una chica como ella pudiera llegar a mirar a alguien de su calaña. No es que piense en las clases sociales o algo por el estilo, él se siente tonto cerca de ella. Ya que él no disfruta ni de la literatura o la poesía, pero sí le gusta el cine. Las únicas conversaciones que tuvieron, fuera de cámara, antes del periodo contado en la película –puesto que hace foco sólo unos días de sus vidas- fue cuando hablaron sobre el cine independiente de los primeros años noventa, que a él le gustaba mucho.
Ella a su amiga le dice que se siente Tatiana y que su amor es Evgeni. A veces le dice que supone que terminarán como esos dos personajes. La amiga no sabe de qué habla, en realidad ni se podría decir que son amigas, pero van siempre juntas desde sus casas a la municipalidad y eso les generó un cierto vínculo extraño.
Tal vez la cita de la novela en verso de Pushkin sea algo forzado. Pero siendo cine independiente y que las salas nunca se llenarán, ni que la película entrará al circuito comercial, se pueden hacer cosas como esta.
La verdad que la cita de Pushkin sería más que nada un gusto personal. Yo siento que mi historia de amor tendrá un final como el de esa novela. Que ella se casará con un general joven y yo andaré vagando perdiendo el tiempo sin que nadie sepa mi destino. Muchas veces también me aburro con las cosas y miro todo con hastío. Además en esa novela el amor entre los personajes es explícito y ambos, amándose y todo, se pierden por las vueltas de la vida. Quizá sea que el hado no los quiere juntos.
Quizá es que el destino no nos quiere juntos. Algunas veces hemos analizado los momentos en que si hubiéramos girado para otro lado estaríamos juntos. Y son varios, pero había ciertas cuestiones que no permitían. Mas hoy nos amamos y no podemos estar juntos. O estar más juntos de lo que estamos.
La última vez que hablamos yo le dije a ella que nuestra historia de amor era como la de Evgeni y Tatiana. Le conté algo de la historia, puesto que ella no la había leído. Me tradujo algunas citas en francés que el traductor no lo había hecho. Cada tanto nos ponemos a hablar de mi obsesión por los autores rusos y ella me cuenta sobre los libros que tenía su padre. Yo le digo que ella me tiene que decir cuáles son los que tiene pero nunca lo hace. Igual, nunca podrían ser míos esos libros, aunque me gustaría que ella lo fuera.
Primero el chico intentará luchar contra la adquisición de esos patrulleros. Pero se dará cuenta eso es una utopía, él sólo no puede contra el poder del estado. Además la gente está bastante de acuerdo con que pongan más policías, aunque sean municipales, en las calles. En una cena con su madre y padre, el chico escucha cómo ellos sostienen que con más policía es la única forma de bajar el delito creciente en la comuna.
El chico manejará su vehículo y mirará las cosas que pasan a su costado, afuera del auto, porque siempre iba mirando de reojo a la chica. Que ella mirará para el costado, pensando, mirando su reflejo en el vidrio –y el reflejo de mi cámara-, pensando en cómo hacer para seguir estando juntos.
Algo pasará para que todo lo implícito se torne explícito, pero ambos saben que no será en el vehículo. Allí reina el silencio metafísico entre ellos, el amor se expresa sin palabras, en miradas y sonrisas cortadas. Se encontrarán de casualidad en el centro de Lomas. Tal vez en una librería. Ella estará comprando libros de poesía y el chico estará acompañando a su amigo a comprar libros de botánica o física). Se verán y se tendrán que saludar. Con un beso. Eso electrificará sus cachetes. El amigo se excusará y ellos charlaran despacito y de a poquito. Ella de literatura, más que nada, de autores franceses o poetas ingleses. Él hablará de cine primero.
Esto también sería un guiño a mi amor. Yo le he dicho que la única forma en que podamos estar juntos es que nos encontremos algún día sin que medio más que el destino. Cuestiones que no pasan porque vivimos uno muy lejos del otro.
Pero si pasará nos veríamos sorprendidos, fuera de los horarios laborales. Hablaríamos un poco de cosas muy pequeñas y nos besaríamos. Con fuertes abrazos. Luego yo la llevaría del brazo afuera y nos iríamos a un hotel donde haríamos el amor. Sintiéndonos enteramente el uno del otro. Para luego volver a vernos puesto que nunca nos dejaríamos en paz. Y eso sería el primer momento de un amor.
Pero eso no pasará. Por eso estará en mi película. Porque a la lejanía el chico soy yo y ella es mi amada. Por supuesto que muy lejos. Y el silencio de estos dos personajes es todo el ruido que hay entre nosotros, en nuestras conversaciones en los cubículos de nuestro trabajo.
El beso, el verse fuera del trabajo y todo eso hará que hablen. Y que se besen. Sutilmente, despacito, muy leve. Un beso corto pero que desatará la pasión entre ellos.
Harán el amor como canto de cisne de su silencio. Lo harán sin mediar palabras, con pocos gemidos. Será una escena bastante explicita que se iniciará con el sacándole la remera en el cuarto de ella, donde hay ositos y libros de poemas. Ella le sacará el pantalón, pero sin suspiros, sin te amos, sin nada hablado. Ella quedará rápidamente en tetas –porque el cine independiente que se precie de serlo tiene que mostrarlas- y se le hará un primer plano. Luego, el chico se meterá todo el pezón y al aureola de ella en la boca. Ella gemirá muy despacito. Se desvestirán. Chico subirá en ella y harán el amor. Los dos son muy lindos actores lo que hará que esa escena se vea más que la película entera en todos los foros de los pajeros. Harán el amor. En el cielo la luna. La noche. Las estrellas. La cámara se verá, primero en los anteojos de ella, luego en el espejo del closet, también lo hará en los vidrios de la ventana, para terminar reflejándose en un vaso con agua en la mesita de luz, cuando ella habrá llegado y el chico se duerma arriba de la chica.
A la mañana siguiente irán a trabajar de nuevo. Uno de sus últimos días como les comenta su supervisor. Ella pasará a planta permanente en la oficina de Obras Públicas y el chico será despedido. Pero no le importará a ninguno de los dos. Están enamorados.
En el vehículo, el carrito eléctrico blanco, pintado con los colores de la municipalidad en un costado. No hablarán. El poemario estará cerca del parabrisas, se escuchará en rumor del viento y de los coches. Chica irá mirando para el costado, pero su semblante será mucho más feliz que de costumbre aunque de manera sutil. Chico irá mirando el camino como siempre con una media sonrisa en la cara.
El silencio no será cortado por palabras de amor y seguirán como si nada sucediera. Se verá el reflejo de mi cámara en el parabrisas y la imagen, con una canción independiente –quizá en tono irónico sea Unsatisfied de The Replacements-. El plano bajará y notaremos que la mano izquierda de él estará sobre el asiento y la mano derecha de ella estará sobre la de chico. Los títulos empiezan a rodar sobre las manos agarradas, mientras los espectadores tendrían que pensar si las manos no estuvieron durante toda la película agarradas.
Final feliz. Tal vez el público se sienta desencantado con el final o con la ausencia de historia, pero eso me lo permito.
Aunque yo terminaré la película pensando en si ella la verá alguna vez y si ella dejará todo para estar conmigo.
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