martes, marzo 22, 2011

Campos de Marte.

1.

Puesto que no hay inicio y no hay final, nos podemos encontrar en un café o un helado, helados de momentos, puesto que frisamos todo en el pasado, con eso quisimos que el futuro sea nuestro, pero sólo conseguimos que el presente sea eterno.

2.

Pero en algún momento te paras, te cambias de silla. Dejás la amarilla y me mirás desde la azul. Me decís palabras dulces, como "no se me entiende porque hablo vomitando conejitos" o "no se me entiende porque no me escuchas cuando no vomito conejitos". Y se mueve, entre movimientos dejados y canciones que salen por la radio. Sé que así es el puntapié inicial para algo no empieza, para algo que nunca termina. Sé que ahí estás vos y acá estoy yo, con todo el mundo en el medio. Nuestro tablero de mesa.

3.

Pero confío en que haya fuego y llamas, y entre nuestro medio hay un campo de batalla. Mis movimientos son lentos y pensados, los tuyos, son rápidos, sin pensamiento, sólo sentimiento. Así mis ejércitos te atacan de frente, intentando envolver. Tu caballería está detrás de mis líneas, y me doy cuenta que ya no hay retorno. Mis ejércitos caerán y mi imperio será tuyo, tendrás tu victoria pírrica.

4.

Y yo volveré sobre mis pasos, volveré a ese campo, mientras tu ejército no está del todo rearmado. Mi Austerlizt, mi Waterloo, mi Borodino. Ahí, en la mesa, mientras te cambias de silla. Yo soy la pelota que va para adelante, y vos sos León Tolstoi que sabe que estoy haciendo. Soy Kutúzov, soy Napoleón, soy Murat. Soy todos los grandes generales.

5.

Suenan los cañonazos de 1812. Te escucho, te movés, te sacás el vestido y te quedás viva delante de mí. Mis ejércitos intentan rodearte, o arrasar tu centro, intentar entrar y cortar tu ejército al medio. Intento y mando olas y olas de fusileros, soldados, la artillería se mueve; pero vos resistís. Vos estás hecha para resistir. Vos sos la que no abdica, que nunca se rinde, la que no se priva.

6.

E intento. Te grito. Soy Napoleón, soy Kutúzov, soy Murat. pero vos silbás, mientras las balas pasan por el cielo. En la luna, me decís, soy Nelson. Y yo sé que por el mar no te puedo tomar. Soy un hombre de tierra, y miro las olas. Sé que por ahí te podrás alejar. Oh, maldita Trafalgar, morirás, una bala atravesará tu corazón, sin ojo, sin brazo.

7.

Y mi esfuerzo es fútil. Nadie se atreve a llegar a estas líneas. La vida sigue, y la lucha es continúa. Te imagino todavía en la mesa, con una ginebra o un vermouth. Tu bovarismo, tu terquedad, tu falta de sentido, tus oídos perfectos, tu amor sensible, tu boca suave y tus brazos abiertos. Vos, que me tratas como a un amante, como a un esposo, como a un todo.

8.

Sin espías, tus movimientos llegan a mí, desde la colina miro. Escucho los vituperios del zar, los insultos del reich, los caprichos del rey. Te siento, allá, del otro lado de los campos de Marte. Te veo sin final, en un eterno devenir de movimientos.

9.

Alguna vez me dijiste que el tiempo no existiría si nosotros no pudiéramos sentirlo. Y yo ahora siento todo el tiempo sobre mis hombros, sobre mi pecho, sobre mi alma. El tiempo que me toma mover a mis ejércitos. Vos, almirante rojo, capitán blanco, general azul, allá, hermosa, mi vida. Y yo acá, horrorosa, mi muerte.

10.

Mis mosqueteros me protegen como a un Luis XVI, pero todos saben que la República está viva, todos cantan la Marsellesa. Y yo te miro, y sonreís como uno de los Robespierre. El terror que le tengo a tu mirada, el terror a tu corazón, y tu sonrisa en tu rostro. Así, vos serás la salvación pública y yo seré el antiguo régimen. Vos serás esto que pasa y yo seré el pasado helado. Mi cabeza en un cajón, viendo mi cuerpo sin vida y la hoja que nos separa, uno del otro. Allá vos, acá yo; allá mi cuerpo, acá mi cabeza.

11.

Pero Napoleón, Kutúzov, Murat; no morirán así como así. Porque yo soy hijo de Suvórov, y él nunca perdió una batalla. Me rió de tus ejércitos, los desprecio. Para ganarme a mí, el delfín, tuviste que ensamblar la coalición más grande que el mundo haya visto. Necesitas miles de hombres de todas las nacionalidades para vencerme. Necesitas todo, y yo soy todo, me necesitas para vencerme. Yo soy el que puede llegar a que esto termine acá y no dure una vida futura, sin pasado o presente.

12.

Von Clausewitz se ríe de tus tácticas, Sun Tzu no entiende tu guerra, Sun Pin no puede terminar tus panfletos. Y yo estoy acá, al otro lado de la mesa, mirando todo el campo de Marte. Oh, las musas me aman, Oh, los dioses están conmigo. No puedo morir, no puedo terminar perdiendo, no puede pasarme esto a mí.

13.

Pero el final puede ser pronto algo que no entendemos. Tu helada cabeza hermosa, tus pechos dulces y tus tacos finos. Dónde has dormido anoche, deseo saberlo. Y te miro desde el monte en que libramos la batalla. Abajo mueren todos mis soldados, abajo mueren los tuyos, abajo la línea se mantiene. Foch dice que esto no sirve, Petain quiere atacar, Nivelle se va a África. Arriba mío los aviones rojos del Von Richthofen derriban a todos mis Spads. Se cae mi imperio, el que vive mil años.

14.

Y todo por tu sonrisa, por tu bovarismo, por tu necesidad de tener todo cuando podés tener todo esto. Y te movés, como Italo Calvino (¡Átalo Calcino!) en sus libros metaficcionales. Y me lees el libro a la noche, y se mezclan todos y todas. Y vos sos mi amante, mi exclusa y mi puerto. Yo, Yo Napoleón, Yo Kutúzov, Yo Murat, Yo general. Vos héroe y martir. Vos el Almirante Nelson de los siete mares, vos y tu plaza en Trafalgar Square, yo y mi arco del triunfo. Yo muerto en los inválidos. Yo y mi retrato; y en la guerra y la paz. Yo olvidado y el más grande general napoleónico. Vos y yo, en el campo de batalla.

15.

A esto hemos llegado.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Las últimas cosas que leí están escritas super limpias. ¿Estás corrigiendo más o escribiendo mejor?

g. dijo...

Estoy releyendo los escritos. Tal vez es por los talleres. Me gustaría que fuera que escribo mejor, pero no podría decirlo.

Eclipse dijo...

sin leer los comentarios anteriores, venía expresamente a decirte que estás escribiendo mejor. que estás escribiendo muy bien, por cierto.
este texto me pareció genial, de otra índole, diferente, pero a la vez tuyo.
me alegra mucho, de verdad...

Anónimo dijo...

Se nota que lo estás trabajando de otra manera.
Celebro eso.

Cloe dijo...

Apabullante.

Abrazo